‘La teoría del todo’: los límites del tiempo

la teoria del todo

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J. L. CELADA | En su Historia del tiempo (1988), Stephen Hawking defendía que “si llegamos a descubrir una teoría completa, sería el triunfo definitivo de la razón humana, porque entonces conoceríamos la mente de Dios”. Ya desde su etapa como estudiante de Cosmología en Cambridge (1963-1966), esta “religión para ateos inteligentes” le animó a buscar una “ecuación sencilla y elocuente” que explicase el origen del universo y la naturaleza del tiempo, cuándo empezó y cuándo acabará todo. Aspiración que culminaría con un doctorado en Física sobre “las singularidades espaciotemporales”.

Sin embargo, con 21 años, aquel joven inquieto y brillante –enfrascado en los colapsos gravitatorios de las estrellas, los agujeros negros y la posibilidad de dar marcha atrás en el reloj– se convertiría en protagonista de dos hechos que cambiarían para siempre su particular relación con los límites: por entonces, le diagnosticaron un trastorno de la neurona motora (ELA) y le auguraron un máximo de dos años de vida (el pasado 8 de enero cumplió los 73); poco antes, había conocido a Jane, la que sería su primera esposa y madre de sus tres hijos, alguien fundamental para entender la trayectoria del conocido científico y autora del libro que da pie a La teoría del todo.

la teoria del todoPorque el nuevo trabajo de James Marsh se plantea como un biopic al uso sobre Hawking, un interesante recorrido por su mundo familiar y profesional, pero es ella quien con su mirada conduce esta historia. Ni la arriesgada y esforzadísima interpretación de Eddie Redmayne logra ensombrecer a la omnipresente Felicity Jones, actriz tan delicada y generosa en su entrega como el personaje al que aquí encarna.

Nadie mejor que la mujer del astrofísico británico para hablarnos de los límites del tiempo: los que imponía la enfermedad neurodegenerativa de su marido, que le condenaría a una silla de ruedas y a un generador de voz para compartir los pensamientos de su privilegiado cerebro; y los suyos propios, los de un amor puesto a prueba cada día hasta donde humanamente pudo. Y testimonio sensible de esta lucha en común es La teoría del todo, un drama nada afectado aunque a ratos algo inconsistente, que no solo nos muestra al hombre que ha sobrepasado cualquier expectativa científica y personal, sino también –y sobre todo– a la anglicana practicante que ayudó a entender a nuestro sabio descreído que “tampoco debería haber límites para el empeño humano”, porque mientras hay vida hay esperanza.

Bajo este diálogo matrimonial fe-ciencia, laten no pocas intuiciones sugerentes que –como tantas otras apenas esbozadas– se pierden al ritmo de la música entre elipsis granulosas de dudosa eficacia narrativa. Por fortuna, un rápido “rebobinado” final nos reconcilia con la esencia misma de esta película romántica y bienintencionada: ninguna teoría ilumina como el amor los agujeros negros de nuestras dolorosas búsquedas.

FICHA TÉCNICA

TÍTULO ORIGINAL: The Theory of Everything.

DIRECCIÓN:James Marsh.

GUIÓN: Anthony McCarten (sobre el libro Travelling to Infinity. My Life with Stephen, de Jane Hawking).

FOTOGRAFÍA: Benoît Delhomme.

MÚSICA:Johann Jóhannsson.

PRODUCCIÓN: im Bevan, Eric Fellner, Lisa Bruce, Anthony McCarten.

INTÉRPRETES: Eddie Redmayne, Felicity Jones, Charlie Cox, Emily Watson, Simon McBurnet, David Thewlis.

En el nº 2.926 de Vida Nueva

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