Un sola voz, un solo ritmo

El aporte de la Schola Gregoriana de Bogotá

 

Fray Pablo Rodriguez, OCD, y Sebastián Vega: director y director asistente del coro de voces masculinas.

Fray Pablo Rodriguez, OCD, y Sebastián Vega: director y director asistente del coro de voces masculinas.

Crece el interés por el canto gregoriano. 2014 fue un año de gran actividad para la Schola Gregoriana de Bogotá y se prevé que el 2015 traerá nuevos retos para este ensamble fundado en 2002 por el monje benedictino Emmanuel Löewe y por el padre Alejandro Tobón, carmelita descalzo.

Según Pablo Andrés Rodríguez, actual director del coro de voces masculinas, entre tanta “polución acústica” y saturación en que viven los hombres y mujeres de las grandes ciudades hay quienes experimentan que el gregoriano les habla y toca la piel de una manera diferente. Así lo ha comprobado en las múltiples presentaciones con las cuales el coro que dirige se ha hecho presente en el medio de la música antigua en la ciudad.

El gregoriano ocupa un lugar de gran relevancia en la historia de la música. En gran medida, la música europea le debe sus grandes desarrollos a esta forma de oración surgida en el contexto de la vida contemplativa. Por eso, resulta paradójico que, mientras la atracción de académicos e intelectuales hacia él es cada más notoria, no siempre este canto cuente con la misma valoración dentro de la Iglesia colombiana de hoy. Pablo explica esta situación recurriendo a la expresión “neointegrismo”, con la cual refiere a una forma de desprecio hacia la tradición, que esconde una actitud similar a la de quienes rechazan, por el contrario, lo nuevo.

Ver el gregoriano no como una expresión caduca de una cultura adquirida sino como parte de un patrimonio que hay que preservar y promover ha sido un logro del proceso adelantado en la capital del país. En una escena laica, donde se rescata la música del Renacimiento o el canto español del Barroco temprano, el gregoriano tiene su lugar entre las expresiones artísticas en que se hace visible el desarrollo del diálogo intercultural.

El ritmo comunitario

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“Hice lodo y escupió el Señor; lo extendió sobre mis ojos. Me lavé, vi y creí en Dios”. La versión en latín del texto funda el canto. Es una antífona de comunión que aún se encuentra en el misal, en su forma traducida. Pablo explica la profundidad de los textos que se interpretan coralmente, versos con siglos de antigüedad que dan cuenta de una experiencia espiritual en el origen de la pieza musical. Junto al significado que el gregoriano tiene para los estudiosos de la música antigua, hay una dimensión de su importancia que debería llamar la atención de los creyentes: su riqueza como forma de explorar la interioridad. De ahí que muchas de sus letras estén antecedidas por verdaderos ejercicios de exégesis en los cuales el autor profundizó el contenido de la fe.

Y hay más. El canto gregoriano también se caracteriza por instaurar un ritmo comunitario, “una especie de comunidad musical”, en palabras de Rodríguez. No es común encontrar una forma artística en donde no prime el yo ni el intérprete se ponga en el centro. En el gregoriano “es primordial que el ser de paso a la comunidad, en vez de sobresalir”, explica. Todos los integrantes del coro deben entrar en una sola voz y en un mismo ritmo. Las implicaciones musicales de lo anterior hayan su correlato en la vida del creyente y de la comunidad. Nada raro que el canto gregoriano haya sido durante siglos la expresión musical por antonomasia en la vida de la Iglesia.

Sancta Mater Teresia

La Schola Gregoriana de Bogotá es hija espiritual del Coro Gregoriano de París, por eso, al igual que el padre Alejandro Tobón, otros integrantes del grupo han viajado a Francia para recibir formación allí. Mientras Pablo adelantaba estudios musicales en Europa, el actual director del coro de voces masculinas conoció acerca de la existencia de antiguos repertorios de canto gregoriano como parte de la tradición de las grandes congregaciones históricas. A su regreso a Colombia, en asocio con el padre Tobón, el también carmelita descalzo se ocupó de rescatar el repertorio de su Orden, que encontró en el ritual particular.

El trabajo de recuperación ha coincidido con el advenimiento del quinto centenario del nacimiento de santa Teresa de Jesús, reformadora del Carmelo. La Schola lleva trabajando un buen tiempo en el repertorio teresiano y durante los últimos meses ha compartido con el público los cantos que hallan su inspiración en la importante figura de esta mística española. Se espera que el 2015, además de nuevas participaciones en festivales, traiga consigo la posibilidad de producir el disco Sancta Mater Teresia, en que se recogen los cantos del repertorio compuestos en su memoria.

El camino de la Bellezaschola-gregoriana3

“La Iglesia lo ha intuido desde el comienzo y siglos de arte cristiano lo ilustran magníficamente: la auténtica obra de arte es potencialmente una puerta de entrada para la experiencia religiosa”. Estas palabras del Consejo Pontificio de la Cultura subrayan la necesidad de establecer escenarios de diálogo en los cuales sea la belleza el camino para encontrarse con los otros, más allá del credo o la diversidad de pensamiento. Proyectos como la Schola Gregoriana de Bogotá se hacen presentes en lugares donde la fe religiosa no es el aspecto vinculante. En estos lugares el lenguaje artístico crea puentes de encuentro para profundizar el deseo que el hombre y la mujer poseen respecto a lo sublime. 

Bien decía Pablo VI que “este mundo en que vivimos tiene necesidad de la belleza para no caer en la desesperanza (…) la belleza es el fruto precioso que resiste la usura del tiempo, que une las generaciones y las hace comunicarse en la admiración”. Los amantes de la música sabrán descubrirla en las piezas que recupera la Schola Gregoriana de Bogotá; con voces masculinas y femeninas, ella mantiene viva la nostalgia hacia la hermosura antigua y nueva, sin la cual los discursos pierden su contundencia y el bien su capacidad de atracción.

Texto y fotos: Miguel Estupiñán

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