El arzobispo de Granada sobre los abusos: “Si es que esto es verdad, lo vivo con un dolor inmenso”

Los tres sacerdotes suspendidos ya están siendo investigados por el juzgado

Javier Martínez Fernández

Javier Martínez Fernández, arzobispo de Granada

M. Pérez | A la salida de la tercera sesión de la CIV Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española, que está teniendo lugar esta semana en Madrid, Javier Martínez Fernández ha afirmado que si el caso de los abusos denunciados por un joven al papa Francisco es “verdad”, lo vive “con un dolor inmenso”: “Es la herida más grande que puede suceder, que alguien que ha decidido la misión de cuidar de las personas pueda abusar de la confianza”. También ha manifestado que de ser ciertos estos casos, “lo tienen que decidir las autoridades judiciales tanto canónicas como civiles”.

Según desveló Jesús Bastante en Religión Digital, la llamada del papa Francisco el pasado agosto pidiendo perdón y dando consuelo como respuesta a cinco folios de angustia que le llegaron firmados desde Granada por un joven llamado Daniel hizo que saltara la chispa necesaria para que este se armara de valor y denunciara lo sucedido ante la justicia.

Como adelantará Vida Nueva en el próximo número, si bien ya son tres los sacerdotes suspendidos por este caso se abusos sexuales, el arzobispo ha confirmado que la cifra de acusados asciende a siete curas y dos laicos, que les habrían encubierto. Precisamente, sobre las críticas por no haber tomado medidas contra el resto de acusados, Martínez Fernández ha aclarado que no lo hizo porque “a mediados de octubre la presunta víctima le pidió que detuviese toda actuación para que pudieran actuar las autoridades judiciales”. Además, ha aclarado que posteriormente recibió una providencia del Juzgado en la que se le dijo que no hiciera nada para no interferir en dichas actuaciones judiciales.

Martínez Fernández ha afirmado que se enteró de este caso “a mediados de agosto” por una carta que el joven denunciante depositó en el arzobispado en la que contaba que había escrito al Pontífice; por lo que, según el arzobispo, cuando la Santa Sede le comunicó la denuncia, él “ya había recibido al chico y tenía los billetes comprados para viajar al Vaticano”.

Sobre el proceso que está teniendo lugar, ha explicado que tras “verificar la verosimilitud de la denuncia”, el siguiente es el “juicio formal” en el que, según el arzobispo, tiene que haber “todas las garantías y exigencias de defensa para todos y de poder establecer la verdad de los hechos”.

Preguntado por Europa Press a la salida de la CIV Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española si este caso podría conllevar su destitución o si se plantea la renuncia, ha indicado que su vida no es suya sino “de la Iglesia y del Papa”: “Yo estoy en las manos de Dios. No, mi renuncia, mi vida no es mía, mi vida es del Señor a través de la Iglesia y del Santo Padre”.

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