Un patrimonio para evangelizar… y conservar

La gestión y conservación de los bienes eclesiales es un desafío

Cristo crucificado pieza de arte patrimonio religioso

FAUSTINO CATALINA | España posee uno de los patrimonios artísticos más importantes del mundo, el 80% del cual es de titularidad eclesial. Esto brinda a la Iglesia una inestimable oportunidad de cara a la Nueva Evangelización. Pero también un desafío ante su gestión y conservación, cuestiones sobre las que se ha avanzado mucho, pero en las que todavía queda un largo camino por recorrer.

El reto esta ahí. Lo ha planteado con claridad Benedicto XVI al convocar el Año de la fe: hacer llegar el mensaje y la esperanza del Evangelio a una sociedad cada día más secularizada, donde el auge del materialismo, ahora azuzado por la crisis económica, ha ido acompañado de una pérdida de valores morales y la marginación del hecho religioso.

En esta tarea puede y debe jugar un importante papel el patrimonio de la Iglesia, los bienes muebles e inmuebles, las pinturas, esculturas, orfebrería, etc., que tienen su inspiración, su principio y su fin último en la transmisión de la fe.

No faltan las polémicas, las incomprensiones y los robos puntuales, como el caso del Códice Calixtino de la catedral de Santiago de Compostela. En el otro extremo están episodios como el descubrimiento a todo el mundo de la belleza de la basílica de la Sagrada Familia de Barcelona en su consagración por Benedicto XVI. artesano con piezas de arte patrimonio religioso

Como recuerda el actual secretario de la Comisión Episcopal de Patrimonio Cultural (CEPC), Manuel Íñiguez, a partir de los años 80 del pasado siglo, el obispo Damián Iguacén “fue el primero que propuso conservar para evangelizar; hacer del patrimonio un instrumento para la catequesis; el primer presidente de la nueva Comisión que, desde entonces, centralizó las inquietudes y demandas de quienes valoran el patrimonio y su conservación como un servicio al pueblo y un complemento a su labor pastoral, que poco a poco se extendió a todas las diócesis”.

A ello se unió un mayor nivel cultural, la toma de conciencia y responsabilidad de las autoridades de la Iglesia y del Estado, con el compromiso de las autonomías, el crecimiento del turismo y de las fundaciones para proteger los bienes de cada pueblo y ciudad, así como las contribuciones particulares.

Los museos de titularidad eclesiástica son hoy casi 400, sumados los diocesanos, parroquiales, catedralicios o los propios de órdenes religiosas. Allí, como en todo archivo, los investigadores pueden encontrar desde un árbol genealógico hasta las distintas formas de vida y de organización social y económica.

En la tarea de llevar el Evangelio
a una sociedad cada vez más secularizada
puede y debe jugar un importante papel
el patrimonio de la Iglesia.

No hay que perder de vista que España está, junto a Italia, en los primeros lugares del mundo en riqueza artística y monumental. El patrimonio cultural propiedad del Estado y de los particulares supone un 20%, mientras el eclesiástico está en torno al 80%, con más de 60.000 templos y lugares de culto, además de seminarios, conventos, monasterios, residencias episcopales, etc.

La inmatriculación de los bienes

Como recoge el canon 1254 del Código de Derecho Canónico, la Iglesia necesita de los bienes materiales para desarrollar su labor pastoral, aunque la titularidad de la mayoría del patrimonio eclesiástico es de las distintas personas jurídicas que la forman, como las diócesis, parroquias, órdenes religiosas, asociaciones de fieles o fundaciones, de forma que se consigue así adecuar el uso de cada bien al fin concreto para el que fue donado a la Iglesia.

En este terreno, en las últimas décadas se ha realizado un proceso de inmatriculación de los bienes eclesiásticos en todas las diócesis sin mayores problemas, salvo puntuales casos aislados.

En el nº 2.796 de Vida Nueva. Un patrimonio para evangelizar… y conservar, íntegro para suscriptores

 

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