Un patrimonio para evangelizar… y conservar

Edades del Hombre 2012 Oña Burgos

piezas de arte patrimonio religioso

FAUSTINO CATALINA | España posee uno de los patrimonios artísticos más importantes del mundo, el 80% del cual es de titularidad eclesial. Esto brinda a la Iglesia una inestimable oportunidad de cara a la Nueva Evangelización. Pero también un desafío ante su gestión y conservación, cuestiones sobre las que se ha avanzado mucho, pero en las que todavía queda un largo camino por recorrer. [Un patrimonio para evangelizar… y conservar – Extracto]

El reto esta ahí. Lo ha planteado con claridad Benedicto XVI al convocar el Año de la fe: hacer llegar el mensaje y la esperanza del Evangelio a una sociedad cada día más secularizada, donde el auge del materialismo, ahora azuzado por la crisis económica, ha ido acompañado de una pérdida de valores morales y la marginación del hecho religioso.

En esta tarea puede y debe jugar un importante papel el patrimonio de la Iglesia, los bienes muebles e inmuebles, las pinturas, esculturas, orfebrería, etc., que tienen su inspiración, su principio y su fin último en la transmisión de la fe.

No faltan las polémicas, las incomprensiones y los robos puntuales, como el caso del Códice Calixtino de la catedral de Santiago de Compostela. En el otro extremo están episodios como el descubrimiento a todo el mundo de la belleza de la basílica de la Sagrada Familia de Barcelona en su consagración por Benedicto XVI.

En un rápido vistazo histórico, el patrimonio de la Iglesia en España ha vivido momentos especialmente convulsos en los dos últimos siglos. A comienzos del XVIII, la Guerra de la Independencia supuso la salida de gran cantidad de obras de arte que desaparecieron o fueron a parar a museos de Francia y otros países europeos.

Le siguió en 1836 la Desamortización de Mendizábal, que, aunque muchos especialistas coinciden en que era necesaria, fue mal ejecutada y perdió parte de su finalidad al ir a parar los bienes a manos de los más ricos que, en muchos casos, solo querían las tierras, olvidando los edificios y el arte que atesoraban.artesano con piezas de arte patrimonio religioso

Un tercer momento de grandes pérdidas del patrimonio eclesiástico fue la Guerra Civil. Por último, el Concilio Vaticano II y su reforma litúrgica, que supuso el arrinconamiento o destrucción de piezas por unas mal entendidas reformas que, supuestamente, pretendían acercar la Iglesia a los más pobres.

La situación se ha reconducido a partir de los años 80, con el impulso del obispo Damián Iguacén, quien, como recuerda el actual secretario de la Comisión Episcopal de Patrimonio Cultural (CEPC), Manuel Íñiguez, “fue el primero que propuso conservar para evangelizar; hacer del patrimonio un instrumento para la catequesis; el primer presidente de la nueva Comisión que, desde entonces, centralizó las inquietudes y demandas de quienes valoran el patrimonio y su conservación como un servicio al pueblo y un complemento a su labor pastoral, que poco a poco se extendió a todas las diócesis”.

A ello se unió un mayor nivel cultural, la toma de conciencia y responsabilidad de las autoridades de la Iglesia y del Estado, con el compromiso de las autonomías, el crecimiento del turismo y de las fundaciones para proteger los bienes de cada pueblo y ciudad, así como las contribuciones particulares.

En las tres últimas décadas se han dado también importantes pasos en la protección del patrimonio con la creación de los archivos históricos diocesanos, muchos de ellos ya microfilmados y digitalizados, donde se concentran los documentos con más de cien años, con la excepción de aquellos que tengan entidad propia por su volumen o importancia.

En la tarea de llevar el Evangelio
a una sociedad cada vez más secularizada
puede y debe jugar un importante papel
el patrimonio de la Iglesia.

Los museos de titularidad eclesiástica son hoy casi 400, sumados los diocesanos, parroquiales, catedralicios o los propios de órdenes religiosas. Allí, como en todo archivo, los investigadores pueden encontrar desde un árbol genealógico hasta las distintas formas de vida y de organización social y económica.

En una comparecencia histórica –ya que era la primera vez que la Iglesia católica tenía voz propia en el Parlamento andaluz–, el 8 de septiembre de 2011, la representante de la Asamblea de Obispos de Andalucía, la abogada Lucía Contreras, recordó la “ímproba labor” de los archivos de la Iglesia para satisfacer los derechos de los ciudadanos en cuestiones como la consecución de la doble nacionalidad para los hijos de segunda generación de españoles o la consecución de pensiones a los emigrantes. Denunció la habitual saturación en la gestión del patrimonio y una excesiva burocratización y falta de medios y duplicidad en muchos casos con los archivos civiles.

Por eso, para mejorar la gestión y financiación, propuso, entre otras medidas, la apertura a la iniciativa privada a través de una auténtica cultura de mecenazgo con beneficios fiscales –como ocurre en otros países– que suplan las carencias de la Administración o de la Iglesia.

Códice Calixtino en Santiago de CompostelaA la labor de catalogación y recuperación de bienes han contribuido, sin duda, en estos años, exposiciones como Thesaurus y Millenium, en Cataluña; Las Edades el Hombre, en Castilla y León; La Luz de las Imágenes, en la Comunidad Valenciana; o el Plan de Catedrales en el marco de desarrollo del artículo 46 de la Constitución, que ha conseguido que cada catedral tenga su plan director, con las prioridades y soluciones de restauración a corto y medio plazo y una financiación gracias al 1% cultural del Ministerio de Cultura y de acuerdos con otras administraciones, amén del apoyo de entidades privadas, cuya aportación se ha frenado ahora por la crisis económica.

En la Diócesis de Huelva, la tarea de mantenimiento de los edificios y sus bienes es interminable, según el delegado de Patrimonio, Manuel J. Carrasco, que recuerda que, gracias a una colaboración franca, leal y respetuosa de la Junta de Andalucía, se ha ejecutado un programa de restauraciones –ahora también afectado por los recortes– que obliga a reducir inversiones y a cambiar la financiación, a partes iguales, de los proyectos por la Junta, Ayuntamiento e Iglesia.

No hay que perder de vista que España está, junto a Italia, en los primeros lugares del mundo en riqueza artística y monumental. El patrimonio cultural propiedad del Estado y de los particulares supone un 20%, mientras el eclesiástico está en torno al 80%, con más de 60.000 templos y lugares de culto, además de seminarios, conventos, monasterios, residencias episcopales, etc.

Así, por ejemplo, según el delegado de Patrimonio de Burgos, Juan Álvarez Quevedo, esta diócesis tiene 1.623 templos destinados al culto, de los que 85 son Bienes de Interés Cultural con una conservación aceptable, 50 son ya irrecuperables y el resto se recupera poco a poco desde hace 15 años a través de convenios que han supuesto más de 800 intervenciones.

La inmatriculación de los bienes

Como recoge el canon 1254 del Código de Derecho Canónico, la Iglesia necesita de los bienes materiales para desarrollar su labor pastoral, aunque la titularidad de la mayoría del patrimonio eclesiástico es de las distintas personas jurídicas que la forman, como las diócesis, parroquias, órdenes religiosas, asociaciones de fieles o fundaciones, de forma que se consigue así adecuar el uso de cada bien al fin concreto para el que fue donado a la Iglesia.

España está en los primeros lugares del mundo
en riqueza artística y monumental.
El patrimonio cultural eclesiástico
está en torno al 80%.

En este terreno, en las últimas décadas se ha realizado un proceso de inmatriculación de los bienes eclesiásticos en todas las diócesis sin mayores problemas, salvo puntuales casos aislados.

Son propiedades muchas de ellas fruto de donaciones que no estaban inscritas en el registro y era este un trámite obligado porque, como recuerda Manuel Íñiguez, “esa donación engendra con el tiempo una titularidad –según los casos, a favor de la parroquia, la diócesis o determinada orden religiosa–, pero su uso seguirá siendo el mismo que ha tenido hasta ahora. Es simplemente poner las cosas en su sitio frente a quienes defienden la existencia de un arte religioso vacío de contenido, del origen para el que fue creado como instrumento para la catequesis y para dar a conocer el Evangelio a través de las distintas expresiones artísticas”. Cristo crucificado pieza de arte patrimonio religioso

La Diócesis de Huelva, según Manuel J. Carrasco, es la más atrasada en el inventario de bienes muebles con muy pocos registros parroquiales, aunque está muy avanzado el proceso de inmatriculación de bienes, con solamente puntuales problemas que se han resuelto satisfactoriamente. Ahora, el proyecto estrella es la promoción del monasterio de Santa Clara, sede del Museo Diocesano de Arte Sacro, donde se exhiben sus fondos y una amplia muestra de la obra de la pintora cristiana contemporánea Teresa Peña.

Sobre la posible aplicación del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) a la Iglesia, como se ha planteado en Italia, el vicepresidente para asuntos económicos de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Fernando Giménez Barriocanal, recuerda que el régimen es el mismo para ella que el de todas las fundaciones de España, cualquiera que sea su naturaleza, desde las asociaciones declaradas de utilidad pública, a ONG, delegaciones de las fundaciones extranjeras o las federaciones deportivas.

En España, defiende, existe la Ley de Mecenazgo 49/2002, que también se aplica a todas las Iglesias, confesiones y comunidades religiosas que tengan suscritos convenios de colaboración con el Estado y, por eso, si en algún momento se modifica la ley, la CEE estará ajustada a la legislación.

Ante los robos, algunos de obras únicas como el Códice Calixtino de la catedral compostelana o la imagen de la segoviana Virgen de la Fuencisla, recuperada pocos días después, expertos consultados por Vida Nueva coinciden en que son hechos puntuales y aislados.

El asesor del Departamento de Seguridad de la CEPC, Ricardo Sanz, recuerda que la dispersión geográfica incide en el rico patrimonio, y resalta los avances legales y tecnológicos: “Legalmente, estamos hablando de que muchos de los edificios patrimonio de la Iglesia son espacios de pública concurrencia y obligados a una serie de requisitos, como, por ejemplo, los planes de evacuación y emergencia. Por otro lado, la tecnología ha avanzado increíblemente hacia unas soluciones muy eficaces y rentables. La carencia más importante a afrontar es la de unificar las políticas de seguridad y su implantación de forma generalizada”.

La seguridad es una asignatura pendiente,
aunque los robos se han reducido drásticamente
gracias a que las obras están catalogadas
y reconocidas, y hay una gran coordinación
con las fuerzas de seguridad del Estado.

Antes de los años 80, se produjo un auténtico expolio, que los expertos sitúan por encima de las 30.000 piezas de titularidad eclesiástica y estatal, en unos años en los que se unió la creciente demanda del mercado del arte y el coleccionismo a una falta de inventarios, de ignorancia de sus responsables, de falta de medidas de seguridad y de escasa sensibilidad de las gentes.

Nombres como los de Erik ‘el belga’, que ahora airea sus andanzas en unas memorias, las tablas de Alonso de Berruguete o el retablo de San Miguel de Aralar, son episodios que quedan para la historia negra del patrimonio.

El delegado de Patrimonio de Burgos, Juan Álvarez Quevedo, considera que la seguridad es una asignatura pendiente, aunque los robos se han reducido drásticamente gracias a que las obras están catalogadas y reconocidas, y hay una excelente coordinación con las fuerzas de seguridad del Estado, al tiempo que ha aumentado otro tipo de robos, como los de equipos de megafonía o de dinero.

Para Manuel Íñiguez, es importante considerar la seguridad en un amplio sentido, que no es solo evitar los robos, sino también garantizar la situación del visitante o que las obras de arte no se vean afectadas por una iluminación excesiva o por demasiado calor. Ante los robos, recuerda “el excelente trabajo que realiza la policía identificando y recuperando en la mayoría de los casos cálices, custodias, pinturas o documentos, porque hoy, con los inventarios realizados, es muy difícil tanto vender como sacar de España los frutos de esos robos”.

Edades del Hombre 2012 Oña Burgos

Presentación de la nueva edición de Las Edades del Hombre, en Oña (Burgos), para este 2012

Mientras tanto, la gran dificultad del medio rural, según Ricardo Sanz, “es la gran cantidad de patrimonio que atesora y su dispersión geográfica. Es más difícil proteger una ermita en mitad de una montaña, sin núcleos de población cercanos, que en un entorno urbano rodeada de casas y gente. La solución pasa siempre por la aplicación del plan integral de seguridad de la diócesis a la que corresponda dicho patrimonio en el medio rural”.

Inculturación

Preservar este patrimonio es preservar también la labor evangelizadora que entraña, y que se lleva a cabo con la inculturación de la fe. En este sentido, Manuel Íñiguez considera importante distinguir entre el turismo devocional y religiosidad o práctica de vida cristiana (Santiago de Compostela, Roma o Tierra Santa) del turismo cultural religioso, donde, a través del arte propio de cada época y lugar, la fe se hace cultura.

Y, para ello, considera indispensable que los guías habituales de esos lugares estén en esa clave del arte como expresión de una fe y no solo como una mera creación artística. Por eso, los especialistas en patrimonio eclesiástico coinciden en la importancia de avanzar en la creación de centros de formación para los guías turísticos que enseñan el patrimonio de la Iglesia con una preparación tanto artística como teológica y catequética. El objetivo es que sean capaces de acoger al turista, pero también de mostrar el templo como lo que es: un espacio vivo en el que el arte se convierte en la única vía de evangelización.

En el nº 2.796 de Vida Nueva.

 

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