Evangelio a ritmo de rap

MAITE LÓPEZ MARTÍNEZ | Algunos géneros musicales son poco conocidos en sí mismos, en parte porque están demasiado vinculados a determinados grupos sociales. Es el caso del rap, que, junto con el break dance y el grafiti, forma parte esencial de la cultura hip hop y que se popularizó gracias al polémico Eminem, uno de sus máximos exponentes.

a mayoría de nosotros conocemos esta música por las bandas sonoras de series o películas norteamericanas, y la asociamos a esos jóvenes neoyorquinos (afroamericanos en su mayoría) de pantalones extraanchos, con cadenas y viseras, típicos habitantes del Bronx. Se caracteriza por ser una recitación rítmica de juegos de palabras, rimas y poesía, y cabe decir que requiere un cierto grado de virtuosismo literario, más que musical.

Se trata de un auténtico fenómeno social del que, si se le presta la atención debida, podemos aprender y servirnos mucho. Sobre todo cuando empiezan a surgir, como ahora en España, algunos tímidos pero admirables intentos de revitalizar el rap cristiano (católico, para más señas).

Un ejemplo claro es Sergio Sánchez, quien acaba de editar su primera maqueta: Dios marca la diferencia. Este artista comenta que, a nivel nacional, el rap es muy agresivo con la Iglesia pero, precisamente por eso, él se ha lanzado a la aventura de hablar de Jesús y su Evangelio a los jóvenes en este lenguaje tan actual: “Quería plasmar primero en papel, y después en forma de rap, el amor que Dios nos tiene a tod@s”.

Son doce temas llenos de ingenio y creatividad, que enganchan a medida que se van escuchando sus sonidos y palabras bien acompasados. Historias y experiencias narradas en primera persona que interpelan directamente al oyente y con temas tan sugerentes como Punto sobre la i, Juicio final, Sueños, Noche oscura o Recorriendo el camino.

En el nº 2.762 de Vida Nueva.

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