‘Un cuento chino’: como vaca caída del cielo

J. L. CELADA | Que una historia “basada en hechos reales” lleve por título Un cuento chino resulta paradójico como declaración de principios, pero no lo es tanto cuando uno descubre que su pareja protagonista, tan humana y reconocible en sus diferencias (y necesidades), ha acabado compartiendo techo por obra y (des)gracia de una “animalada”: una vaca caída del cielo a miles de kilómetros del lugar donde ahora se desarrolla la acción.

Imagen que bien podría ilustrar este nuevo trabajo de Sebastián Borensztein, una comedia con claroscuros de drama, cierta mala leche y alguna concesión –evitable– al dulce de leche.

Lo que el cineasta argentino nos propone aquí es una fábula contemporánea sobre la obligada convivencia entre mundos muy alejados entre sí en lengua y costumbres, pero ciertamente próximos en sus búsquedas y temores vitales. Un tema universal que él traslada y acota a la ciudad de Buenos Aires, en concreto, a una ferretería de barrio y a la vivienda contigua del dueño (Ricardo Darín demostrando su inagotable caudal de registros interpretativos, para sostener el peso y el ritmo de la cinta aun en sus momentos más previsibles).

Tras un arranque casi surrealista, Un cuento chino se detiene en presentarnos con realismo el día a día de este ermitaño gruñón y maniático, cuyas jornadas discurren sin otra novedad que la visita de un cliente, un representante o algún amigo. Encuentros que nos dejan pinceladas de su malhumorado y excéntrico carácter, aunque será la irrupción de un desvalido inmigrante oriental lo que altere definitivamente su rutina y, de paso, proporcione al guión los mejores argumentos cómicos a cuenta de la incomunicación entre ambos, el contraste de sus respectivas culturas o su indignación frente a la burocracia institucional.

Hay dos detalles en su biografía, sin embargo, que nos remiten a su pasado y que explican en gran medida su atrincheramiento presente: excombatiente de las Malvinas, de aquel conflicto marcado a fuego en la memoria colectiva argentina arrastra hoy la convicción de que “la vida es un gran sinsentido, un absurdo”. El mismo que busca y encuentra desde entonces en esas noticias increíbles que recorta de los periódicos con rigor de coleccionista.

Una y otra circunstancia han venido configurando la personalidad de este hombre, un tipo corriente sometido a situaciones extraordinarias y hermanado en sus angustias con el extraño huésped que tiene en casa.

El azar cruza sus destinos en un contexto hostil, en el que, pese a todo, se hacen hueco la solidaridad y hasta una forzada posibilidad para el amor. Pequeña licencia final que abre la puerta al optimismo, sin que esta película pierda la negrura de su sátira. Claro que, de no contar con el oficio de Darín, Un cuento chino sería poco más que eso.

FICHA TÉCNICA

TÍTULO ORIGINAL: Un cuento chino.

GUIÓN Y DIRECCIÓN: Sebastián Borensztein.

FOTOGRAFÍA: Rodrigo Pulpeiro.

MÚSICA: Lucio Godoy.

PRODUCCIÓN: Gerardo Herrero, Juan Pablo Buscarini, Pablo Bossi, Isabel García Peralta.

INTÉRPRETES: Ricardo Darín, Huang Sheng Huang, Muriel Santa Ana, Enric Rodríguez, Iván Romanelli.

En el nº 2.759 de Vida Nueva.

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