¿Por qué cada vez hay menos alumnos en la clase de Religión?

El 71% de matriculados en este curso supone el sexto consecutivo de descenso

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA | El 71% de los alumnos del curso 2010-2011 en España se han matriculado en Religión. Un dato global que puede interpretarse de diversas formas. Si, por un lado, este porcentaje representa una amplia mayoría (casi tres cuartas partes del alumnado), la tendencia es descendente desde 2004, cuando eran un 79,3% quienes la escogían. Este mismo año, en comparación con el curso anterior, ha bajado un punto. Pero, ¿por qué sucede esto?

La Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis, que es la que dio a conocer las estadísticas el 23 de marzo, señala en su informe algunas de esas “dificultades” que afectan a la asignatura. Entre ellas, “la nula, escasa o sesgada información a la hora de matricular a los hijos” o “el traslado del horario de las clases de Religión a la primera hora o a la última del día”.

La situación varía según el carácter del centro. La Archidiócesis de Oviedo, por ejemplo, depara unos datos que están por debajo de la media nacional. El delegado de Enseñanza ovetense, Luis Igarza, explica a Vida Nueva que las razones son múltiples. Entre las externas, estarían “la política educativa de algunas administraciones, el rechazo de ciertos claustros a que se imparta la Religión en sus centros o el incumplimiento de la legislación en aspectos como el horario o la atención al alumnado, permitiendo que abandonen la clase quienes no cuentan con una alternativa a la asignatura”. Esta “irregularidad” se da “en dos terceras partes de los centros” ovetenses.

A su juicio, otro factor externo sería el “ambiental”: “Estamos ante un cambio de cultura, de sociedad. Bajan los bautismos, las comuniones, los matrimonios…”. De ahí que afecte, sobre todo, a las matriculaciones en Infantil y Primaria, “pues son los padres quienes apuntan a sus hijos. Y si los padres cada vez son menos practicantes…”.

Rafael Martín, presidente de la sección andaluza y vicepresidente nacional de APPRECE, el Sindicato de los Profesores de Religión, apunta a la legislación: “Con la LOE, en Secundaria hay una asignatura alternativa, que es Historia y Cultura de las Religiones. Aunque, en la práctica, no se imparta en muchos centros… Pero lo más grave es en Bachillerato, donde no hay alternativa, con lo cual, quienes no escogen Religión tienen tiempo libre”.

No achaca toda la responsabilidad al Gobierno: “La LOE no es mala para nosotros, pues el objetivo era eliminar la asignatura. En la negociación con el Gobierno, en la que participamos, se acordó la alternativa para Secundaria. Podíamos haber conseguido lo mismo con Bachillerato, pero la CEE tensó tanto la situación que al final no hubo acuerdo”. De ahí que pida “no ver fantasmas”: “Sin minusvalorar a laicistas como Europa Laica, que reciben subvenciones públicas a la vez que piden excluir a la Religión de la escuela, nosotros defendemos una escuela plural, incluyente, para creyentes, no creyentes y agnósticos”.

Propuestas para un cambio

Avelino Revilla, delegado de Enseñanza de Madrid apuesta por “el diálogo con la razón sin renunciar a la fe. Los profesores de Religión no pueden caer en la asepsia, en dar una Historia de las Religiones. Transmitamos una fe razonada. La catequesis no es contraria a la Religión en la escuela, puede ser su complemento”. Para ello, se pueden “transmitir a los alumnos cuestiones cotidianas en su vida, vistas desde la fe”. Rafael Martín, por su parte, pide “no dar las clases como si los alumnos fueran doctores en Teología, pues huyen. Hay que hacer atractiva la asignatura, sabiendo que nos dirigimos al mundo actual y que los alumnos no son seminaristas. No caigamos en el clericalismo”.

En el nº 2.748 de Vida Nueva (artículo íntegro para suscriptores).

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