Los niveles de la RSE

Podría ser la clave para un mundo más humano

Texto: VNC Fotos: Archivo SM

La RSE (Responsabilidad Social Empresarial) es una sigla de moda. Y podría ser solo eso, una moda. Sin embargo podría ser la clave para un mundo más humano.

La emergencia humanitaria por las inundaciones que afectaron a más de dos millones de personas en los últimos meses, movilizó , desde luego al gobierno nacional, a las instituciones y a todos aquellos que sintieron que era su obligación moral solidarizarse efectivamente con las víctimas.

Las empresas contribuyeron con dinero, con productos de las propias empresas, se sumaron a campañas como la de proveer de útiles escolares a los niños damnificados, o la de enviar alimentos y frazadas. Renault Sofasa, por ejemplo, ofreció 200.000 pesos por cada vehículo vendido en enero; Colombiana aportó 550 millones de pesos, Telefónica donó 4550 millones; el Grupo Aval contribuyó con 15 mil millones y el grupo Santo Domingo, con 5 millones de dólares.

Fuera de estas ayudas, y sin que medie la catástrofe invernal, las empresas han institucionalizado actividades que llevan su logotipo. Las hay que dedican recursos a la construcción de ciudadanía, con la misma dedicación con que otros trabajan en la protección de la infancia y la adolescencia; hay obras a favor de las madres solteras, o de prevención de la drogadicción; otras empresas dedican su esfuerzo a la promoción de la cultura, o a la integración social de los desplazados del conflicto armado; algunas empresas montaron plantas recicladoras de papel y de cosméticos. También bajo el nombre de RSE se adelantan proyectos de vivienda, o se apoya a los estudiantes mediante la financiación de seminarios, monografías y tesis. En otras partes las empresas construyen escuelas, o promueven mesas de trabajo, foros, jornadas de salud o campañas educativas.

Son actividades múltiples que parecen reflejar un cambio de cultura en las empresas que, de estar ocupadas solo en aumentar sin pausa sus ganancias, hoy dan la apariencia de haber hecho un alto para preguntarse cómo podrían responder a la sociedad que las ha acogido.

Aunque la sigla es única, RSE, los contenidos de Responsabilidad Social Empresarial son diversos. Puede entenderse como una operación de relaciones públicas en la que la empresa muestra su mejor rostro a la sociedad; o puede ser la acción social empresarial, movida por una ideología, o, combinando ideología e intereses empresariales, la responsabilidad social adquiere la forma de una eficaz operación de ventas; también es vista y practicada como una respuesta de la empresa a la sociedad.

Un estudio hecho por la alianza de Avina, la Universidad Javeriana, la Fundación Carolina y la Fundación Nuevo Periodismo sobre la responsabilidad social de empresas de comunicación en América Latina, comprobó que la mayoría de las acciones de las empresas son hacia afuera y que existe la tendencia de esas actividades a funcionar como entidades independientes de las empresas que las sostienen. Acciones de esa naturaleza aproximan el concepto de Responsabilidad Social al de beneficencia y dejan planteada la posibilidad de que la RSE sea el nombre dado a la versión actual de esa caja de pobres que en algunas empresas se abría para atender a los necesitados. De ahí salían también las ayudas para publicaciones piadosas, antes que aparecieran los departamentos u oficinas de comunicaciones de las empresas.

El espíritu de los beneficios tributarios que la legislación colombiana concede a las empresas que activan su responsabilidad social no es otro que el de estimular esta beneficencia, o reparto de beneficios de una empresa, para la parte indigente de la sociedad. De allí ha surgido el ciclo que comienza con la inversión en RSE, que a su vez genera rebaja de impuestos y buena imagen y esta, aumenta las ventas. Mirada así la RSE resulta un negocio redondo y como tal puede ser acogida por muchas empresas.

Estas miradas y prácticas diversas están dando lugar a tres niveles distintos de las RSE.

El nivel mínimo es el que obedece a las leyes del mercado. Los beneficios tributarios y de imagen se ponen al servicio del negocio. Que es la naturaleza del proceso puesto en marcha como parte de la operación de relaciones públicas de la empresa. No intervienen en este nivel de la RSE ni la beneficencia, ni la filantropía; en vez de esas actitudes opera una sutil y refinada estrategia de ventas.

En el nivel intermedio sí entran a operar la beneficencia, la filantropía y formas de la solidaridad. Las empresas que operan su RSE en este nivel, adelantan, como parte de ella, campañas cívicas, por un voto libre, por ejemplo; o campañas sociales: educación para todos, o comedores para estudiantes. Los beneficios tributarios o la mejor imagen de la empresa no son objetivos prioritarios, cuando se dan son valores agregados no determinantes para la RSE.

En el nivel más alto de RSE se combinan las acciones hacia afuera con las que se adelantan en el interior de la empresa. Las dos acciones llegan a interactuar y complementarse, perfeccionándose. Son acciones dirigidas a la creación de un clima de dignificación de las personas, propician el reconocimiento, reclamo y ejercicio de los derechos humanos, generan un ambiente de paz y de justicia y producen esperanza. Todo esto como consecuencias de estos factores:

1. La responsabilidad social no es respuesta a una ley ni a un interés empresarial, es el resultado de una convicción y decisión ética. RSE no es lo que conviene, es lo que debe ser.

2. RSE es la respuesta de la empresa a la sociedad en que vive y opera. Esa sociedad le ha creado un entorno, le ha proporcionado una mano de obra, le da clientela, es parte de su vida. La empresa, a su vez, no sólo le retribuye, sino que le responde, no por conveniencia, ni por cortesía, sino porque así debe ser.

3. RSE no es una respuesta individual, sino social. No es pago de una deuda sino obediencia a la naturaleza vital de la sociedad que es interactiva, por tanto se rige por las leyes y normas de esa sociedad.

La RSE en este nivel superior, con características de ideal, construye sociedad. Meta ambiciosa que no se queda en la solución inmediata de problemas, o en la intervención en momentos críticos, sino que va más allá.

Aunque esta parece ser una meta inalcanzable, hay empresas que van por esos caminos. Son las que convierten en objetivo  permanente la capacitación de sus trabajadores. Con un amor parecido al del empresario que hace mantenimiento y renovación de sus equipos, en estas empresas el trabajador es elemento de productividad que rendirá más si se capacita, pero más que eso, es alguien con un potencial que debe ser desarrollado. El trabajador no solo es alguien que produce para la empresa, él es en sí mismo una posibilidad que debe lograrse.

Otras empresas van a lo esencial cuando como RSE incluyen el estudio y la realización de las mejores posibilidades salariales para sus trabajadores, y de creación de empleo. Anota el sociólogo español Manuel Castells que “es necesario el establecimiento de relaciones que hagan de los trabajadores una fuerza integrada en el sistema de objetivos de la empresa”.

Otra clase de actividades de RSE relacionadas con la sociedad, fue la que cumplió una empresa colombiana en el manejo de su pauta publicitaria. Su junta directiva, consciente de la severidad de sus deberes sociales, retiró la pauta que había otorgado a una serie de televisión dedicada a destacar la vida sórdida de los narcotraficantes. Fue una decisión que hizo parte de su respuesta a toda la sociedad. Observa el ya citado Castells que las empresas tienen el conocimiento y más recursos que muchas instituciones y que, según las encuestas en el mundo, las empresas están más legitimadas que los gobiernos. “La sociedad, agrega, aprecia más la cultura empresarial, la legitimidad empresarial, que la de los gobiernos”. Por eso la RSE más ambiciosa es la que se propone hacer una sociedad mejor. Con razón decía Fernando Savater que cada época tiene sus héroes. Fueron los guerreros en tiempos de Homero; los artistas después, en el Renacimiento; los santos en la Edad Media, y luego los científicos o los escritores. Hoy, concluye, nuestro siglo XXI se está mirando en los empresarios.

Y podría tener razón.

El empresario

Fernando Savater

en Dimensión ética de la empresa

Es el creador de actividad productiva y económica, representa el nivel más alto, envidiable y logrado de la escala social.

Entre las virtudes que habría que pedirle está, la audacia. Sin un mínimo de arrojo que implique pérdidas o ganancias no se puede ser empresario.

Otra virtud es su capacidad de cooperación e imaginación para entender un bien común.

La prudencia; San Francisco de Asís como gerente general de la General Motors sería un desastre, quizás un desastre sublime, pero un desastre. La responsabilidad se cuenta entre sus virtudes. El empresario tiene que responder, no puede sacrificar a los demás para ocultarse. La prudencia empresarial nos dice que el riesgo en las pérdidas y en las ganancias se compartirá mutuamente, no puede ser empresario el que tome las ganancias y las pérdidas se las deje a los demás.

Toda empresa es pública

Adela Cortina

en Ética empresarial

Hace poco me enteré de una serie de iniciativas entre empresarios con el fin de buscar la paz en Colombia, la reducción de la violencia desde el mundo de la empresa y la búsqueda de nuevos mercados, nuevos acreedores y nuevas formas de crédito dentro de las capas desprotegidas de la población.

Yo creo que esas son, efectivamente las líneas de trabajo que una empresa con conciencia de su responsabilidad social tiene que emprender hoy en día. Las empresas son públicas, es decir, las empresas tienen repercusiones públicas y por lo tanto tienen responsabilidades públicas que no se limitan al impacto ecológico ambiental, sino que efectivamente existen otros asuntos en los cuales los empresarios tienen que ser  líderes responsables y agentes de la socialización en dichos niveles.

Papel de los empresarios

Amartya Sen

en Ética de la empresa y desarrollo económico

La ética empresarial tiene un papel directo e indirecto en la promoción del desarrollo económico.

1. El fomento de la productividad y eficiencia económica.

2. El desarrollo de la cooperación en el mercado y de la confianza.

3. La prevención de la corrupción y de las irregularidades.

4. La protección del medio ambiente y de la sostenibilidad.

5. El fortalecimiento de los derechos humanos junto con el intento de eliminar la pobreza.

6. La prevención del crimen y la violencia apoyados institucionalmente.

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