El abad benedictino considera que el recinto ha de ser un lugar “para la conciliación”
(Vida Nueva) Varios miles de personas acudieron este domingo a pesar del mal tiempo a la misa que se celebró en la explanada del recinto del Valle de los Caídos. La basílica permanece cerrada al culto desde principios de este año debido a las obras de restauración de la escultura de La Piedad, ya que Patrimonio Nacional –organismo que acomete las actuaciones– considera peligroso el paso por la entrada de la iglesia.
La Comunidad Benedictina de la Gran Cruz del Valle de los Caídos ha dicho desde un primer momento que no quiere una politización del tema y que sólo quiere seguir celebrando la misa.
En un artículo que Vida Nueva publicaba en su número 2.725, el abad del Valle de los Caídos, Anselmo Álvarez, reivindicaba que “el Valle ha de ser un lugar neutral, apto para la conciliación más que para la reivindicación apasionada de ideas o figuras que protagonizaron el entorno de la guerra”.
“Su mensaje no es la evocación de un triunfo, sino el llamamiento para que, a través de la concordia y del perdón mutuo, recuperara la conciencia de su unidad espiritual y social”, añadía Álvarez,
Asimismo, el abad reclamaba que “entre todos necesitamos todavía sedimentar muchas ideas, apaciguar muchos espíritus, serenar muchas actitudes, abajar las voces o los brazos que se siguen alzando con ánimo beligerante y convertirlos en palabras y abrazos de paz”.
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