El matrimonio homosexual divide a la sociedad argentina

Duras críticas del Episcopado a una reforma que considera “contraria a la ley natural”

(Washington Uranga– Buenos Aires) El Senado argentino aprobó el 15 de julio la reforma del Código Civil que habilita el matrimonio entre personas del mismo sexo, con idénticos derechos que para los heterosexuales. Argentina se convierte así en el primer país latinoamericano en permitir el casamiento entre personas del mismo sexo, y el segundo en América, después de Canadá.

La medida permite también que las parejas homosexuales que se casen estén en condiciones de adoptar niños. Ahora resta que el Poder Ejecutivo, en la persona de la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, reglamente la medida para que pueda entrar plenamente en vigor. La votación en el Senado, tras un debate que duró cerca de 16 horas, se resolvió por 33 votos a favor, 27 en contra y 3 abstenciones.

El día previo, la capital acogió dos grandes concentraciones. Una de ellas, convocada por un grupo de laicos católicos y con explícito respaldo de un número importante de obispos –entre ellos, el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) y arzobispo de Buenos Aires, cardenal Jorge Bergoglio–, se movilizó frente al Congreso. Según la policía, unas 60.000 personas se dieron cita en este acto, con reclamos en nombre de “la ley natural” y pancartas que mostraban rostros de niños y en las que se podía leer “queremos papá y mamá”.

A unas pocas cuadras de ese lugar, en el Obelisco de Buenos Aires, otro grupo de manifestantes, de alrededor de 15.000 personas e integrado por agrupaciones de gays, lesbianas, defensores de los derechos civiles y organizaciones defensoras de los derechos humanos, a los que sumaron algunos partidos políticos de izquierda, proclamaba su apoyo a la modificación legal y a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo.

En los días previos, los medios de comunicación recogieron infinidad de declaraciones, de cruces de opiniones y agresiones entre los defensores de ambas posturas. El cardenal Bergoglio dejó trascender una carta refiriéndose a la lucha en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo como “guerra de Dios”.

‘Daño grave al bien social’

Una vez conocida la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo, el arzobispo de San Juan, Alfonso Delgado, por su parte, aseguró que la reforma introducida “carece de la necesaria legitimidad social” y conlleva “un daño grave al bien social”. El prelado criticó que “una vez más se favorezca a pequeñas minorías en detrimento de derechos e intereses de la mayoría del país”.

Mientras, desde los SFT se lamentó “el silencio y las complicidades históricas de cierto sector de la jerarquía de la Iglesia con el terrorismo de Estado, los poderes económicos, los opresores de los pobres, las mentiras y los miedos sociales y sexuales, que muchas veces ocasionan enfermedades como el HIV”.

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