OBITUARIO: Josep Maria Guix, de la teoría a la práctica

josep-mc2aa-guix(Jordi Llisterri– Barcelona) En Cataluña era conocido por sus 20 años como obispo de Vic, de 1983 hasta su jubilación en 2003. Pero la trayectoria de Josep Maria Guix estuvo vinculada, sobre todo, a la difusión y al estudio de la Doctrina Social de la Iglesia. No es casual que escogiera como retiro la residencia de las Hermanitas de los Pobres, en Vic. A ellas donaba casi todo su sueldo y se encargaba de la atención pastoral a los ancianos. Misa diaria, rezo de vísperas, catequesis los sábados, adoración eucarística mensual. Hace unos días ingresó en el Hospital General de Vic, en el que falleció el domingo 28 de junio. 

Vocación social

Tenía 81 años. Nació en una colonia textil de la cuenca del Llobregat, en la provincia de Barcelona. Fue ordenado sacerdote durante el Congreso Eucarístico de Barcelona de 1952. Hizo sus estudios en Comillas y en Salamanca y su especialización en Doctrina Social la inició recién ordenado en el Instituto Social León XIII de Madrid. En 1965 se convirtió en catedrático y primer decano de este Centro. 

Pero en 1967, el doctor Modrego lo elige como vicario general de Barcelona y, un año después, Pablo VI lo nombra obispo auxiliar de la diócesis. Tenía 41 años. Quince años después, Juan Pablo II le nombra obispo de Vic. Luego, a principios de los 90, se barajó su nombre como substituto del cardenal Jubany en Barcelona. 

Sus ocupaciones episcopales en Cataluña no truncaron la dedicación a los temas sociales. Fue miembro y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social de la CEE, consiliario de las Semanas Sociales y presidente de la Fundación Pablo VI, que el año pasado le otorgó la Medalla de Oro. 

La coherencia formaba parte de sus principios, y por ello, su conocimiento teórico de lo social también lo concretó alentando varias iniciativas solidarias. La más destacada, y la que más apreciaba, era el Centre Català de Solidaritat de ayuda a los toxicómanos. En el Concilio Tarraconense de 1995 consiguió que este servicio fuera asumido como una actividad conjunta y prioritaria de las diócesis de Cataluña. También destacó por su atención a Cáritas y a los numerosos misioneros de Vic, a quienes visitó en varios países de África y Latinoamérica.

Era hombre culto que conocía y amaba la lengua y la literatura catalana. Desde esta posición, promovió iniciativas de reconocimiento de los vínculos de la Iglesia con la historia de Cataluña, como la celebración de los 150 años del obispo Torras i Bages, o el impulso del documento episcopal Raíces Cristianas de Cataluña. Su labor en Vic también culminó con la inauguración de la nueva sede del Museo Episcopal, que alberga verdaderas joyas del Románico y el Gótico. Al lado de ese Museo fue enterrado el miércoles en la catedral de Vic.

En el nº 2.667 de Vida Nueva.

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