Cardenal Poli reafirma el #ValeTodaVida en el Te Deum del 25 de Mayo

Una vez más se celebró el tradicional Te Deum del 25 de mayo, fecha en la que los argentinos, festejan la conformación del primer gobierno patrio. El Cardenal Poli encabezó dicho acto con la presencia del Presidente de la Nación, Mauricio Macri, y todo su gabinete. También estuvo Horacio Rodríguez Larreta, jefe del gobierno porteño.

El Cardenal Mario Poli comenzó el mensaje del Te Deum haciendo alusión al preámbulo de la Constitución argentina, que invoca la protección de Dios, como fuente de toda razón y justicia.

El texto del evangelio proclamado fue el referido a la visita de Jesús a la casa de Zaqueo. Y Poli hizo referencia a lo que significaba el cargo de recaudador, un oficio despreciable porque recaudaban para las arcas romanas y retenían impuestos, por lo que se “enriquecían notablemente”. Interpretó luego lo que le sucedió a Zaqueo: “… el encuentro personal con Jesús hizo que su deseo profundo de «ver quién era» se cumpliera muy por encima de sus expectativas… parecía tenerlo todo, pero al recibir la inesperada visita de Jesús le dio un nuevo horizonte a sus días… Basándose en este hecho, Poli aseguró que “siempre hay un camino de redención si abrimos la mano para compartir lo que la vida nos ha dado, cuánto más sin con ello reparamos las injusticias cometidas”.

La presencia de Dios en la historia argentina

El primado de la Argentina recordó que “Dios está nombrado en el Preámbulo de la Constitución Nacional”, y continuó: “Si hoy celebramos un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo, es porque en la trama de nuestra historia, nuestros próceres y el mismo pueblo nos demostraron que Dios Padre acompañó el camino, tanto en los momentos de gloria como el que conmemoramos, pero también en los tiempos de crisis y desencuentros entre los argentinos”.

Aludió a Arnold J. Toynbee (Estudio de la historia) para adherir al pensamiento de que “en la historia no dominan las fuerzas económicas, sino las espirituales“. De no ser así nos costará mucho explicar cómo, durante más de doscientos años, nuestro pueblo atravesó con paciencia y virtud laboriosa los momentos oscuros”, sobreviviendo a períodos de confusión, carencia, desocupación, indigencia, aún en una tierra rica en recursos.

Hay un Dios de la Vida que nos acompaña en el camino y no abandona, y por eso siempre habrá futuro para la Argentina si confiamos en Él y también si levantamos la barrera de la desconfianza entre nosotros…”. Según su opinión, basta perseverar en los objetivos por el bien común.

La fiesta de la vida

Señaló que “el primer deber del Estado es cuidar la vida de sus habitantes, especialmente de los débiles, los pequeños, los pobres y marginados, los enfermos y los ancianos abandonados, porque son los más pobres de los pobres. Cuidar la vida de punta a punta de la existencia es querer ser Nación.

Dijo con firmeza que en la Argentina bicentenaria no sobra nadie, todos son necesarios e importantes…; “ninguna persona debe ser excluida de la fiesta de la vida, hasta el más humilde y olvidado de la Patria profunda”. Recordó las palabras del Papa Francisco en la exhortación Apostólica “Gaudete et Exsultate”, cuando señala que la vida humana es siempre sagrada.

Reafirmando la postura de la iglesia local, frente al debate que se está dando en el parlamento por la despenalización del aborto, expresó: “decimos que: Vale Toda Vida, y ante el bello e inefable don de la concepción, si la propuesta es optar por una u otra, en esta bendita tierra austral, apostamos decididamente a que vivan las dos. Para Dios no hay excluidos”.

En la oración final, dirigiéndose al Padre de todos, le agradeció no habernos soltado la mano. “No sabemos si lo merecemos, pero igual, hoy, conociendo tu misericordia y clemencia, te decimos: «Señor de la historia, te necesitamos…».

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