En el mensaje por el 50º aniversario de la CEE, reiteran la autocrítica expresada por Blázquez
Una sesión de la Plenaria celebrada esta semana
RUBÉN CRUZ | Punto y final a la 107º Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española (CEE), que se ha celebrado entre el 18 y el 22 de abril en Madrid. Los obispos han estado trabajando toda la semana e informándose del trabajo de las distintas comisiones. Uno de los puntos más destacados de sus reuniones ha sido la aprobación del mensaje con motivo del 50º aniversario de la CEE, titulado Al servicio de la Iglesia y de nuestro pueblo: “La Conferencia ha desarrollado su tarea en un período de profundas transformaciones tanto en lo eclesial como en lo social, cultural y político. A lo largo de estas décadas que han transcurrido los obispos, junto con el resto de los miembros del Pueblo de Dios, asumimos nuestra responsabilidad y nuestro papel en un tiempo apasionante, cargado de tensiones pero también de expectativas y de promesas”, señalan en el texto.
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En este sentido, el portavoz de los obispos, José María Gil Tamayo, destacó en rueda de prensa que “un día se hará justicia con el papel de la Conferencia Episcopal en la sociedad”, en alusión a su protagonismo en momentos destacables de la democracia española como la firma de la Constitución.
“Pedimos perdón por no estar a la altura”
En línea con el mensaje inaugural del cardenal arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, en la apertura de esta asamblea, en la que pidió perdón porque es consciente de que “la comunión y comunicación entre sus miembros puede haberse resentido por personalismos excesivos, debilitándose de esta forma el servicio que debía a la Iglesia”, Gil Tamayo advirtió que “los obispos muestran que han podido tener deficiencias”.
En el mismo sentido se recoge en el mensaje de aniversario, muy en consonancia con el documento Iglesia, servidora de los pobres que la nueva Conferencia quiere llevar por bandera: “En todos estos años hemos querido hacer realidad la afirmación conciliar de que ‘los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo’ (GS, 1), pero también hemos de confesar y pedir perdón por las ocasiones en que no ha sido así y no hemos estado a la altura de las exigencias evangélicas que, como pastores de la Iglesia, se esperaba de nosotros”.
Los obispos también recogen en su mensaje que “hemos afrontado las relaciones con la comunidad política y con grupos culturales de diferente ideología en actitud sincera de diálogo y de colaboración”. Este mismo espíritu de “diálogo” y “concordia” es el que reclaman los obispos a la clase política, dijo el portavoz del Episcopado, que también indicó la necesidad de “volver a una política de amplitud de miras” y la necesidad de “recuperar valores éticos”.
