Francisco aterriza el sábado 16 en la isla para denunciar el trato de Europa a los refugiados
ALBERTO SICILIA (LESBOS) | Aprovechando que el vigilante hace un descanso, Youseff se aproxima sigilosamente a la valla con la esperanza de que alguien escuche su mensaje. Con los ojos empapados en lágrimas, a través de las rejas, nos confiesa: “No he venido a Europa para que me den comida o ropa. Lo único que quiero es una oportunidad de vivir en paz. Solo quiero que mis hijos puedan salir a jugar sin temer que los mate una bomba en la calle. No pido más: una oportunidad. Renuncio a cualquier tipo de ayuda. Quiero dar de comer a los míos con el sudor de mi trabajo”.
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Youseff llegó desde Alepo con su mujer y sus dos niñas pequeñas. Llevan ya tres semanas encerrados en el campo de detención de Moria. Tras el acuerdo firmado entre la Unión Europea (UE) y Turquía, todos los refugiados que llegan a la isla de Lesbos son directamente internados en este campo de detención. Este es el campo que el papa Francisco –acompañado por el patriarca de Constantinopla, Bartolomé I, y el arzobispo Jerónimo de Atenas– visita el sábado 16 de abril.
Moria tiene capacidad para 1.500 personas, pero hay encerrados al menos 3.000 refugiados. Resulta muy complicado conocer de verdad lo que ocurre al otro lado de las vallas. Las autoridades griegas han prohibido, hasta ahora, el acceso a la prensa. Desde el exterior, lo único que se escucha son los gritos de desesperación. Solo un equipo de Amnistía Internacional ha podido entrar a Moria. Su testimonio resulta desolador: “Las condiciones de vida son terroríficas. Para que te hagas una idea: los baños están rebosando de agua con excrementos. No hay camas suficientes para todos, así que algunos duermen fuera, en el suelo. Por el día hay más de 35 grados al sol y no tienen ningún lugar en el que resguardarse”.
Los testimonios que recogieron son también escalofriantes: “No puedo describir con palabras la situación que estamos viviendo. Huele muy mal, no hay jabón, no hay ropa, todo está roto… No hay nada para los niños pequeños, ni siquiera leche. La policía no para de gritarnos. Ayer cortaron la electricidad y pasamos el día a oscuras”.
El alcalde de Lesbos ha prometido que no se maquillará nada por la visita del Papa: “No haremos nada especial. Queremos que Su Santidad vea la situación, tal y como es”, dice Spyros Galinos, que confiesa haber vivido meses terribles. “Ha habido días en los que no encontrábamos sitio en la morgue para todos los cuerpos que el mar arrastraba a las playas. En esta isla hemos presenciado imágenes de guerra. ¿Cómo es posible que se haya permitido esta carnicería?”, se pregunta indignado.
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