5º Congreso Internacional de Pastoral Mercedaria: descalzos ante la trata

La Orden celebra un encuentro para visibilizar este mundo “invisible”

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R. CRUZ | “La trata de personas es una vergüenza para las sociedades civilizadas”. Así de contundente se mostró Francisco en la Asamblea Plenaria del Pontificio Consejo de la Pastoral para los Migrantes e Itinerantes de 2013. En el marco del Año de la Misericordia y ante la nueva esclavitud del siglo XXI, los mercedarios celebraron en Madrid del 1 al 3 de abril el 5º Congreso Internacional de Pastoral Mercedaria, que en esta ocasión llevaba por título Migración, Tráfico y Trata, con el que la Orden busca “crear un espacio de encuentro, reflexión y nuevos compromisos en torno a este mundo ‘invisible’. Acercarnos como Familia Mercedaria y descalzarnos ante esta realidad social que nos llama y cuestiona”. Y lo hicieron con ponencias a cargo de psicólogos, periodistas, abogados, religiosos y representantes de asociaciones que luchan en favor de los sin voz.

Durante las jornadas, el fracaso de Europa en la acogida a inmigrantes y refugiados fue uno de los temas centrales, puesto que es de total actualidad. Fray Sergio Navarro, de la orden de los Mercedarios afirmó que “todos tenemos derecho a atravesar nuestras fronteras”, y recordó que es una obligación para los países receptores salvaguardar la dignidad de las personas que llegan a su nuevo destino.

31 mujeres asesinadas

El segundo día del congreso se dedicó íntegramente a abordar la trata de mujeres desde la perspectiva de los derechos humanos y la Doctrina Social de la Iglesia, tanto dentro como fuera de nuestro país. Y es en España donde entre 2010 y 2015 fueron asesinadas 31 mujeres que ejercían la prostitución, según el informe El feminicidio en el sistema prostitucional del Estado español 2010-2015. Es decir, el 5% de las 678 mujeres asesinadas por violencia machista durante este período, aunque estos asesinatos no están reconocidos en la Ley Integral de Violencia de Género. Según el estudio, las víctimas son en su mayoría extranjeras, mientras que los asesinos son españoles.

En el nº 2.983 de Vida Nueva

 

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