Burkina Faso, última víctima del terror islamista

La Iglesia ve en el atentado de Al Qaeda “un intento de bloquear la cooperación”

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Los presidentes de Burkina Faso (a la izquierda) y Benín comparecen ante los medios

M. Á. MALAVIA | Hasta ahora Burkina Faso había tenido numerosos problemas de inestabilidad política (aunque, tras dos golpes de Estado en 2014 y 2015, cuenta con un nuevo Gobierno elegido pacífica y democráticamente en las elecciones presidenciales del 29 de noviembre), pero parecía no verse afectado de un modo tan directo por los grupos islamistas que buscan desestabilizar a otros países vecinos.

Sin embargo, el 15 de enero todo cambió cuando un atentado contra un hotel y un restaurante en la capital, Uagadugú, se saldó con 29 muertos tras varias horas de secuestro. Muchos de ellos eran extranjeros –como buscaban los autores del ataque, ligados a Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI)–, pues el lugar es frecuentado habitualmente por funcionarios de la ONU y otros organismos internacionales.

La población aún está en estado de shock. Es cierto que un episodio similar ocurrió recientemente en Malí, cerca de nuestro país, y muchos dijeron que Burkina Faso podría ser objetivo de los terroristas, pero no se esperaba un atentado tan pronto”, reconoce a Fides Oscar Zoungrana, director de las Obras Misionales Pontificias (OMP) en el país. “Para muchos ha sido algo inesperado –abunda–, ya que en nuestro país nunca ha ocurrido una tragedia de estas proporciones. Había ocurrido un ataque contra algunos gendarmes en la frontera con Malí, pero una cosa de esta magnitud, en la capital, nos ha tomado por sorpresa”.

Coordinar esfuerzos

Pese a la magnitud del golpe, Zoungrana confía en que el nuevo presidente, Roch Marc Christian Kaboré, pueda controlar la situación e impedir la infiltración de elementos radicales. Una tarea en la que, según el sacerdote, es esencial la implicación de los países del entorno y de toda la comunidad internacional, como hasta ahora se está haciendo: “Malí y Burkina Faso han acordado coordinar los esfuerzos para luchar contra los terroristas y se ha reforzado la colaboración de las fuerzas francesas y estadounidenses presentes en el país, que encabezaron el asalto final para liberar a los rehenes de hotel”.

Y es que, como recalca el director de las OMP, “el objetivo de los terroristas no es tanto desestabilizar el país como tomar como objetivo a los extranjeros para bloquear la cooperación entre los países africanos, Europa y las instituciones internacionales”.

En el nº 2.973 de Vida Nueva

 

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