Los círculos menores reclaman un documento final claro y conciso

Resumen de las discusiones de la segunda parte del ‘Instrumentum Laboris’

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M. PÉREZ | En la mañana de hoy, miércoles 14 de octubre, durante la 8ª Congregación General, los círculos menores presentes en el Sínodo –trece en total, divididos por grupos lingüísticos– han presentado el resultado de sus reflexiones sobre la segunda parte del Instrumentum Laboris. Entre las muchas coincidencias en planteamientos y propuestas por parte de los padres sinodales de todo el mundo, hay algo claro: es necesario un documento final del Sínodo claro y conciso.

Si bien la mayoría de los círculos ha continuado con la metodología de las reuniones anteriores (leyendo punto por punto la segunda parte del Instrumentum Laboris y los resúmenes de las aportaciones de los padres sinodales durante las intervenciones en las Congregaciones Generales), todos coinciden en la necesidad de elaborar un documento final claro y conciso como conclusión al Sínodo de la Familia.

En este punto, los padres sinodales ingleses señalan que “la reflexión final debe ilustrar como la pedagogía divina para el matrimonio y la familia ha acompañado toda la historia de la salvación y prosigue hasta nuestros días”. También los franceses lo tienen claro: “Este documento ha de ser claro y simple para evitar las ambigüedades y equívocos que perjudiquen la comprensión de la vocación y la misión propia de la familia en la Iglesia y en el mundo”. En mismos términos se expresan los padres sinodales hispanos: “Se desearía que el documento final pudiera ordenar mejor los temas”

Seleccionamos algunas de las conclusiones de los dos círculos menores de habla hispana:

CÍRCULO A. MODERADOR: Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, cardenal de Honduras. RELATOR: José Luis Lacunza Maestrojuan, cardenal de Panamá.

CÍRCULO B. MODERADOR: Francisco Robles Ortega, cardenal de México. RELATOR: Baltazar E. Porras, arzobispo de Venezuela.

  1. Se necesita una definición de la Familia, bien sea como la de Gaudium et Spes u otros documentos como Familiaris consortio.
  2. Hay expresiones en las que parece que se absolutiza el matrimonio y la familia, mientras que Jesús los relativiza al Reino de Dios
  3. El plan divino es único, por lo tanto habría que hablar del matrimonio en sí, sin las distinciones.
  4. Tengamos en cuenta la analogía entre la Familia y la Iglesia: así como la Iglesia es sacramento de salvación, la Familia cristiana debe ser un signo visible y participativo de la Iglesia.
  5. Hay varios grados de sacramentalidad del matrimonio: natural, Alianza, cristiano.
  6. La fidelidad de Dios se derrama en el sacramento del Matrimonio, pero al modo humano: quidquid recipitur, ad modum recipientis recipitur.
  7. La fidelidad indisolubilidad es un misterio que incluye la fragilidad.
  8. La redención acontece en la pobreza del hombre, teniendo en cuenta la gracia ya que los sacramentos no se realizan en la fuerza de los hombres. Sin embargo, el sacramento del matrimonio es el único en el que se exige la actualización de lo escatológico.
  9. En la familia, el Evangelio se vuelve carne, mediante la acogida, el perdón, el encuentro, y, sin esta mediación, el cristianismo se reduce a retórica o ideología.
  10. Siendo la Eucaristía el centro y la cumbre de la vida cristiana, hay que potenciar las Celebraciones dominicales en ausencia del presbítero, a través de las Comunidades Eclesiales de Base, Catequistas, Delegados de la Palabra, devociones populares.
  11. La espiritualidad matrimonial nace de la presencia de Dios en medio de los esposos.
  12. Los padres son los primeros catequistas y siendo la familia “Iglesia doméstica “, su vocación es ejercer la ministerialidad de la Iglesia que es carismática, pero también litúrgica y de solidaridad. Lamentablemente, los padres han perdido la capacidad de transmitir la fe, con lo cual se llega a comunidades formales o que desarrollan una sola dimensión de la vida cristiana.
  13. Cuando se habla de los jóvenes y el matrimonio, se hace desde la perspectiva del miedo, lo cual no es suficiente, es una cuestión antropológica: viven al día, no encaja con su manera de pensar el “para siempre”, no se lo plantean, es otro modo de ver la vida. Quizá podríamos hablar de informalidad: un papel no hace el matrimonio y quizá lo hemos rodeado de tantas formalidades que no caben en la mente de los jóvenes que, muchas veces, identifican formalidad con hipocresía.
  14. Pareciera que nos limitamos a repetir cosas obvias, pero faltan ideas clave y motoras.
  15. Es necesario insistir en la dimensión misionera de la familia.
  16. Hay una carencia respecto a la necesaria misericordia para con los hijos que sufren las consecuencias de la violencia intrafamiliar, el abandono, el divorcio de sus padres, etc.
  17. Se propone una referencia más explícita a textos tanto del Antiguo y del Nuevo Testamento (el amor nupcial de Dios con su pueblo) como del rico magisterio postconciliar sobre la familia.
  18. Hay pocas referencias a temas como la castidad y la virginidad, la santidad y la espiritualidad de la familia.
  19. Debemos asumir también las deficiencias de una pastoral orgánica y familiar más incisiva, señalando los logros y realizaciones como las ausencias.
  20. Se es consciente de la compleja y diversa realidad existente en nuestros países, por lo que la iluminación en temas de familia debe ser amplia para dar cabida a respuestas ajustadas a los diversos escenarios.
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