José Rodríguez Carballo: “No hay que mandar a religiosas a estudiar a Roma sin garantizarles condiciones dignas”

Secretario de la Congregación para la Vida Consagrada

José Rodríguez Carballo. Secretario de la Congregación para la Vida Consagrada

DARÍO MENOR (ROMA) | “Un obispo que aprueba un instituto de derecho diocesano tiene la obligación moral y de justicia de dar buena formación a sus miembros, de acompañarles y de asegurarles recursos económicos suficientes para llevar a cabo la misión para la que ha sido fundado”. El arzobispo José Rodríguez Carballo, secretario de la la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica (CIVCSVA), asegura que no han llegado a este dicasterio de la Santa Sede denuncias de abusos a religiosas africanas por parte de sacerdotes y obispos como los desvelados por la congoleña Rita Mboshu, profesora de la Pontificia Universidad Urbaniana.

PREGUNTA.- Sor Rita Mboshu dijo que algunas congregaciones africanas mandan a religiosas a estudiar a países occidentales sin dotarles de los medios suficientes para su sustento. Algunos sacerdotes y obispos aprovechaban esta situación para abusar de ellas. ¿Conocía esta realidad?

RESPUESTA.- No tengo noticias de ello, pero ciertamente es un hecho que hay religiosas, no sabría decir el número, si muchas o pocas, que vienen a Roma a estudiar, sin que les vengan aseguradas condiciones dignas para llevar a cabo sus estudios por parte de sus superioras o superiores. Yo mismo estoy acompañando a un grupo de religiosas que tienen dificultades. Deben trabajar durante el verano para poder pagarse los estudios durante el curso. Otro problema es que, durante el verano, muchas de las residencias donde se hospedan están cerradas y tienen que arreglárselas para buscar un lugar donde alojarse. Esto hace que, a veces, tengan que trabajar duramente por salarios ridículos, no dignos. Esto se puede prestar a otro tipo de abusos, aunque yo no conozco directamente ningún caso. En la congregación denunciamos, por supuesto, cualquier tipo de abuso, también el del trabajo no justamente remunerado. Sean obispos o superioras quienes las envían, deben asegurarse antes de mandar a las religiosas a Roma de que va a tener condiciones dignas de alojamiento para llevar a cabo los estudios, de que no van a tener que mendigar un trabajo o unas ayudas que a veces son insuficientes.

P.- Otra cuestión que denunciaba sor Rita Mboshu era la entrada de la estructura tribal de algunos países africanos en ciertos institutos religiosos. ¿Tienen noticia de ello en la CIVCSVA? ¿Qué puede hacerse para combatir esta realidad?

R.- En algunas sociedades, la pertenencia a una tribu o a una casta, por tanto a un grupo étnico bien marcado, de un modo u otro, puede condicionar la elección de los líderes de ese instituto. Es un hecho que ciertamente existe en algunos institutos de derecho pontificio y supongo que también en los institutos de derecho diocesano. Aquí se plantea un problema serio a nivel de formación. He dicho muchas veces que tendríamos que plantearnos hasta qué punto la formación que ofrecemos logra transformar a la persona. La formación es, precisamente, la transformación de la persona, es transformación del corazón, de manera que podamos decir con san Pablo: “Vivo, pero no soy yo el que vive, es Cristo que vive en mí”. La formación es adquirir los sentimientos de Cristo. Hay que preguntarse seriamente ante estos casos donde la pertenencia al grupo étnico condiciona la marcha de un instituto, hay que cuestionarnos sobre qué formación damos. A lo mejor estamos dando una formación epidérmica, superficial, que no logra cambiar lo que realmente uno es desde su niñez. Aquí hay que cambiar.

P.- ¿Estos problemas se dan sólo en África o también en otros lugares?

R.- En África hay problemas tribales, mientras que en India hay problemas de casta. Todos los conocemos. En otros lugares hay problemas de política, donde hay identificación con grupos de una determinada ideología o forma de pensar.

Entrevista completa solo para suscriptores

En el nº 2.946 de Vida Nueva

 

LEA TAMBIÉN:

Compartir