Día del Seminario 2015: el ‘efecto Francisco’ también llega a los seminarios

Un total de 1.357 jóvenes optan al sacerdocio, un 6% más que hace cuatro años

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Día del Seminario 2015: el ‘efecto Francisco’ también llega a los seminarios [extracto]

JOSÉ LORENZO. Foto: DIÓCESIS DE CIUDAD REAL | Tras años de sequía vocacional, con malos indicadores que no invitaban al optimismo, por cuarto año consecutivo aumenta el número de seminaristas en España, según los datos facilitados por la Conferencia Episcopal Española (CEE) ante del Día del Seminario, que, bajo el lema teresiano Señor, ¿qué mandáis hacer de mí?, se celebra el 19 de marzo, salvo en aquellas diócesis en donde la festividad de San José es laborable, que se traslada al domingo 22.

Así, en el curso 2014-2015 se contabiliza un total de 1.357 seminaristas, 36 más que en el curso anterior, lo que supone un amento del 2’7%. De ellos, 311 son nuevos ingresos al seminario, 12 más que en el curso anterior. Estos buenos datos también se perciben en los seminarios menores, con 1.142 alumnos en el presente curso, 32 más que en el pasado.

Sin embargo, pese a esta tendencia que acumula un crecimiento de 6% en los últimos cuatro cursos, desde la CEE se invita a “ser prudentes, pero sin dejar de alegrarnos por esta buena noticia vocacional”, en palabras del presidente de la Comisión Episcopal de Seminarios, Joan-Enric Vives. Junto al de las familias, parroquias, pastoral vocacional de religiosos y movimientos –e incluso “hasta una mejora educativa en identidad de la escuela católica”–, el también arzobispo de Urgell añade como factor para este repunte “el efecto atrayente del papa Francisco, que habrá ayudado a muchos a decidirse en su respuesta”.

Sorprendente es también el hecho de que este repunte vocacional se produce en un ambiente de indiferencia religiosa y salpicado por informaciones muy graves de pederastia en la Iglesia. Para Vives, “las vocaciones son de Dios, es Él quien llama, y en momentos de mayor dificultad ambiental quizás se abren más aún las ganas de responder con generosidad y sin reservas”. Con todo, reconoce que “la situación social influye y nos preocupa”, aunque está convencido también de que “es la calidad evangelizadora de los actuales ministros, su alegría y entrega evangélicas, así como la vivencia de las familias y comunidades cristianas, lo que será definitivo para que muchos jóvenes se planteen seriamente lo que Dios les pide”.

El arzobispo, en entrevista con Vida Nueva, recalca que desde la CEE “hemos apostado mucho en pastoral vocacional, y a lo largo de todo el año. Y también hemos dedicado a los sacerdotes mejor preparados al acompañamiento de los candidatos en los seminarios”. Y recuerda la publicación, en 2013, del documento Vocaciones sacerdotales para el siglo XXI. Hacia una renovada pastoral de las vocaciones al sacerdocio ministerial, texto que el propio papa Francisco citó en su discurso durante la visita ad limina que los obispos españoles efectuaron el pasado año. “Es cierto que debe concretarse en los planes diocesanos e influir en todos los campos de la pastoral. Estamos en ello”, matiza.

Perfil de los candidatos

En ese documento episcopal se contempla como una de las acciones a realizar la creación del Centro Nacional de Pastoral Vocacional, una realidad sobre la que, reconoce el responsable episcopal, que “se está reflexionando sobre la mejor manera de unir los esfuerzos”. Observando lo que en este campo se está haciendo en Europa, se pretende “sumar iniciativas” en las que estén involucradas las delegaciones diocesanas, CONFER y el Instituto vocacional ‘Maestro Ávila’.

Hoy por hoy, sin embargo, no todos creen que la pastoral vocacional ocupe el lugar que le corresponde en los planes diocesanos. “Creo que no le damos el carácter prioritario, por más que se la considere una urgencia pastoral”, afirma Pedro López de la Manzanara, rector del Seminario de Ciudad Real. “La cuestión de fondo –abunda– es un planteamiento serio de la vida cristiana, que por esencia es vocación. Se habla de ‘vocacionalizar’ la pastoral. Solo así llegará, como en Teresa de Jesús, la pregunta desde el fondo del alma: ‘Señor, ¿qué mandáis hacer de mí’”.

Desde el observatorio de ese seminario, que viene manteniendo una constante en el número de seminaristas –unos 18, cifra respetable teniendo en cuenta la cercanía con Madrid, Toledo y Getafe–, y tras ver pasar a generaciones de nuevos sacerdotes, el rector delinea el perfil del seminarista actual: “Se acentúa en ellos el rasgo religioso de la personalidad. También manifiesta un alto aprecio por la liturgia, concebida como centro de la misión pastoral del sacerdote. La edad de ingreso, más tardía hoy, conlleva un reajuste vital importante antes y después de entrar en el seminario. Como hijo de su tiempo, comparte rasgos culturales propios de la juventud actual: el predominio de lo sentimental, cierta fragilidad afectiva, el gusto por lo audiovisual (cine, televisión, música…) y enganche a las redes sociales”.

De la personalidad de los candidatos al sacerdocio, Pedro López destaca la libertad interior para entregarse a Dios, fruto, en su opinión, de “una experiencia de conversión”, así como “una mayor pacificación en el espíritu y frente a la autoridad”. En cuanto a lo que él denomina “tareas a desarrollar” en la formación de estos jóvenes, apunta “una espiritualidad centrada en la caridad pastoral, abierta a la evangelización y lanzada a ella, atenta a los problema de los hombres, las ‘periferias existenciales’ que dice el Papa; si no, hay riesgo de clericalismo y de puro ritualismo estético”.

Asimismo, considera muy importante “comprender nuestra cultura secular para no correr el riesgo de abandonar el diálogo Iglesia-Mundo, tan patente en el Vaticano II. Y tarea notable será configurar personalidades sólidas, estables, firmes ante la cultura de lo provisional”.

En el nº 2.933 de Vida Nueva

 

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