‘La gran boda’: mi familia es así

La gran boda, película de cine

La gran boda, película de cine

J. L. CELADA | Es un hecho irrefutable que, de un tiempo a esta parte, el concepto tradicional de familia ha sufrido notables cambios. Y el séptimo arte, siempre muy pendiente de cuanto irrumpe en la escena social y altera su fisonomía, viene dejando constancia de ello a la menor oportunidad. Son incontables las producciones que así lo atestiguan. También en Hollywood, aunque su industria haya mostrado a veces ciertas reservas hacia esos modelos familiares de nuevo cuño.

De allí nos llega, precisamente, la penúltima prueba de que la institución por excelencia busca reinventarse a cada instante, movida por los sentimientos… y las necesidades. Sin embargo, no es este el caso del cine, enrocado en un patrón de comedia familiar poco abierto a las sorpresas: cualquier encuentro del clan –preferiblemente festivo– se convierte en la ocasión ideal para sacar a relucir los conflictos generacionales y disparar todo un arsenal de tópicos, ocurrencias y aforismos varios a costa del matrimonio. Eso es, en esencia, La gran boda que ahora nos convoca. Eso y algo más, cabría añadir para ser justos.

Justin Zackham tiene el mérito de haber reunido en su proyecto a un triángulo interpretativo de primer orden e incuestionable solvencia: Robert De Niro, Diane Keaton y Susan Sarandon sostienen por sí solos un guión que, en otras manos, difícilmente hubiera alcanzado el ritmo y el humor suficientes para salvar a esta travesía de un naufragio seguro.

Capítulo aparte merece otro veterano de la gran pantalla como Robin Williams, condenado aquí a enfundarse el esperpéntico papel de un sacerdote exalcohólico obsesionado con el divorcio, los anticonceptivos o el infierno.La gran boda, película de cine

La gran boda reúne en un idílico entorno a un puñado de parientes (biológicos y adoptados; de ayer, de hoy y de mañana…) dispuestos a compartir el enlace de una joven pareja, cuyo amor –visto el posterior desarrollo de los acontecimientos– es “uno más” entre tantos, pero que, a la postre, resultará único. Porque, superada la fase inicial de lugares comunes acerca de la soltería, el compromiso y el desengaño, la cinta busca el corazón del espectador por la vía de la ternura. La que despiertan esos padres que intentan ganarse un hueco en las vidas de sus hijos, mientras estos se esfuerzan por no seguir los pasos de sus progenitores.

Y así, entre intercambios verbales más o menos afortunados, emerge la clave que explica y propicia las situaciones mejor resueltas (léase, las más graciosas) de este enredo: cada vez que alguien miente a un ser querido para proteger su felicidad, todo adquiere la agradable frescura de lo imprevisto.

Bien es cierto que esos momentos no abundan, y La gran boda se torna una ceremonia harto celebrada. Con invitados de postín, sí, pero a merced de los desajustes de unos personajes que parecen repetirse: “Somos una familia… casi todo el tiempo”.

FICHA TÉCNICA

TÍTULO ORIGINAL: The big wedding.

GUIÓN Y DIRECCIÓN: Justin Zackham.

FOTOGRAFÍA: Jonathan Brown.

MÚSICA: Nathan Barr.

PRODUCCIÓN: Anthony Katagas, Clay Pecorin, Richard Salvatore, Harry J. Ufland, Justin Zackham.

INTÉRPRETES: Robert De Niro, Diane Keaton, Susan Sarandon, Katherine Heigl, Amanda Seyfried, Topher Grace, Ben Barnes, Robin Williams.

En el nº 2.847 de Vida Nueva.

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