Costa Rica necesita una Iglesia con libertad

La directiva episcopal del país envía una carta al presidente Óscar Arias

(J. L. C.) Los obispos de Costa Rica reivindican la libertad de la Iglesia “para predicar la fe, enseñar su doctrina social y ejercer su misión entre los hombres sin traba alguna”, al tiempo que reiteran su “permanente disponibilidad para el diálogo y la cooperación en favor de la justicia y de la paz social”.

En una carta enviada al presidente del país, Óscar Arias, a finales de agosto, la directiva de la Conferencia Episcopal de Costa Rica (CECR) aclara que “no es intención de la Iglesia que su acción se confunda con la actividad política”, pues no desea ejercer “un poder político ni eliminar la libertad de opinión de los católicos sobre cuestiones contingentes”. Sin embargo, recuerda que, cuando la Iglesia ha “intervenido en cuestiones inherentes a la vida social y política”, lo ha hecho “en cumplimiento de su deber” de formar e iluminar “la conciencia de sus fieles, sobre todo de los que están comprometidos en la vida política”, para que sus acciones se encaminen siempre “al servicio de la persona y el bien común”.

Por eso, aunque como Iglesia valoran la “auténtica democracia” en un Estado de derecho, frente al “creciente laicismo, que pretende reducir la vida religiosa de los ciudadanos a la esfera privada”, los prelados advierten -citando a Benedicto XVI– que “la autonomía de la esfera temporal no excluye una íntima armonía con las exigencia superiores y complejas que derivan de una visión integral del ser humano y de su destino eterno”. En ese sentido, el texto episcopal recoge la enseñanza papal al respecto, que insiste en “la conveniencia de Estados que protejan la práctica religiosa de sus ciudadanos, sin preferencias ni rechazos”.

Solidaridad apremiante

Los firmantes de la misiva (el presidente de la CECR y arzobispo de San José,  Hugo Barrantes; el vicepresidente y obispo de San Isidro de El General, Guillermo Loría; el secretario y obispo de Puntarenas, Óscar Fernández Guillén; y el tesorero y obispo de Limón, José Rafael Quirós) son conscientes también de los retos que, como “familia costarricense”, está viviendo el país centroamericano, protagonista de “un momento en el que la solidaridad es apremiante”.

Finalmente, la jerarquía eclesial reconoce los “esfuerzos del actual Gobierno en su lucha contra la pobreza” y confía en que las “medidas inclusivas” en materia social se traduzcan en “verdaderas oportunidades en el campo de la salud, la educación, el empleo y la vivienda”. Mientras, la Iglesia, en su “vocación samaritana”, se muestra “dispuesta a colaborar con todas las iniciativas que buscan una sociedad más justa y solidaria”.

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