Tribuna

Tierra libre: un grito desde el silencio

Compartir

¿A quién le cuento la maravillosa experiencia que presencié y viví? Media hora intensa (no necesitaba más) desde el silencio en el camino del Año de San José, a quien considero profeta del silencio. Tengo ansias de contarlo a todos mis hermanos puertorriqueños. Pienso que valdría la pena avisarles a los hermanos de las comunidades de todo nuestro continente latinoamericano. Como una llama en el corazón, tengo el impulso de contárselo al Papa, a nuestro muy amado Francisco.



El sábado 16 de los corrientes, en la plaza de la Trova del pueblo de Comerío, justo frente a nuestra Parroquia Santo Cristo de la Salud, junto a más de veinte personas, vi a la pintora Nora Rodríguez Vallés hacer la primera parada de su peregrinaje artístico por todo Puerto Rico, denominado ‘Tierra Libre’. Llegó de blanco cargando una tabla como quien carga la cruz y la luz. Caminó hacia un punto prefijado y colocó en el piso la tabla, que tenía pegada una tela en blanco. Le escribió desde los cuatro puntos cardinales las palabras “tierra libre” y hacia el poniente le agregó el nombre Elizam, en homenaje póstumo al pintor, patriota y ex preso político puertorriqueño, Elizam Escobar. Se quitó las sandalias, se paró sobre la tela, tocó una campanita y permaneció callada y absolutamente quieta durante media hora. Desde aquel “profundo silencio patrio”, pensé y viví a Moisés… “Quítate las sandalias porque la Tierra que pisas es tierra sagrada”. Puerto Rico, te pienso y hago introspección sobre la encrucijada social y política que vives.

Meditando silenciosos

Los que estuvimos allí nos quedamos también meditando silenciosos. Era inescapable su invitación al silencio, a la reflexión callada en este momento de encrucijada para nuestra tierra. Allí estaba la presidenta del Centro Cultural, representantes de las luchas cooperativistas en la isla, estaba el presidente de la Cooperativa La Comerieña, había líderes locales de partidos políticos, del Colectivo Nacional “Todos Somos Pueblo”, profesoras de la Universidad de Puerto Rico, jóvenes, viejos y niños hermanados en profundo silencio, respirando pensamientos para la justicia y libertad.

Quisiera que acompañáramos a la pintora en su peregrinaje de proclamación de un sueño de justicia y libertad para nuestra tierra. Sueño yo con que pudiéramos enviar a Nora a otros hermanos países latinoamericanos para que pudiera llevar su meditación por Puerto Rico, una tierra libre, al Faro de Colón de República Dominicana, a la plaza de Tlatelolco en México, a las Alturas de Machu Pichu en Perú, a la plaza de Mayo en Argentina. Mi sueño no tiene límite. Qué lindo sería si pudiéramos enviarla a Roma, a que haga su meditación por toda la “tierra libre” en la plaza de San Pedro. Porque ‘todos Somos Hermanos’ y necesitamos luchar en fraternidad universal conscientes de nuestro entorno local.

Nora Rodríguez Vallés

Hace un par de años, Nora Rodríguez Vallés pintó, para nuestra parroquia, el cuadro de Nuestra Señora del Alba, la virgen brava de los que luchan por la libertad, la virgen de los pajaritos y quienes se levantan temprano a trabajar.  La que al rayar el alba nos muestra a Jesús, fruto bendito de su vientre, que por designio de Dios Padre, llaman bienaventurada todas las generaciones. De esta pintura le entregamos personalmente una copia al papa Francisco.

Al terminar su media hora de meditación silenciosa, sonó de nuevo su campanita y se fue cargando su tabla escrita, de nuevo, como quien carga su cruz y la luz, como quien carga desde su corazón, el ansia de libertad de mi pueblo esclavo. En ese momento de profunda espiritualidad personal y comunitaria hice sonar las campanas del templo y luego recordé aquello que escribió Rubén Blades: “Suenan las campañas por América… oh Virgen Señora… suenan las campanas, el mundo va a cambiar”.