Marta Lagos: “La resiliencia del catolicismo en América Latina es muy fuerte”

Directora de Latinobarómetro,

La confianza en la Iglesia en América Latina ha caído en los últimos 25 años, por ejemplo, “en 1996 era difícil encontrarse en la calle con una persona que dijera que no era católica, mientras que hoy día no somos gran mayoría: los católicos confesos han bajado de un 80% a un 56% desde entonces”.  Así lo explica Marta Lagos, directora de Latinobarómetro, una firma que se encarga de realizar estudios de opinión de toda índole a lo largo y ancho de América Latina, fundada en 1995 y que cada año aplica alrededor de 20.000 entrevistas en 18 países, representando a más de 600 millones de habitantes.



Esta laica de origen chileno señala que este declive “simboliza un proceso de secularización fuerte. América Latina ha crecido, la gente ha tenido acceso a los bienes materiales, se produce un proceso de materialismo fuerte y eso aleja a la gente de la religión y los empodera, y las personas se sienten tremendamente incluidas en la sociedad a través del comercio”. A esta merma, le añade el ascenso del agnosticismo, teniendo mayor preponderancia en países como Uruguay, Argentina y Chile.

Lo cierto es que “más de la mitad de la población de América Latina sigue siendo católica” y en unos 10 países sigue siendo la dominante, pero “ya no es la América Latina de los años 90: dejó de ser esa región unánimemente católica”. En unos 25 años más esta cifra pudiera duplicarse amenazando la existencia del catolicismo en el “continente de la esperanza” a razón de un 1% menos de creyentes por año.

PREGUNTA.- ¿Cómo explica este fenómeno de decrecimiento?

RESPUESTA.- Hoy día las naciones en América Latina están pasando por momentos muy difíciles, porque la comunicación entre las personas y las instituciones se ha deteriorado a un punto crítico. Y me parece que en ese sentido, la Iglesia está intentando reparar esa deficiencia, por lo menos en su ámbito.

Adiós a los mitos

P.- El papa Francisco, leyendo los signos de los tiempos, no impulsa a vivir la sinodalidad, ¿qué opinión merece de esto?

R.- Escuchar a Francisco ha quebrado muchos mitos de lo que era la trayectoria de la Iglesia. El Papa ha salido hacia afuera dejando un poco la pompa del Vaticano que alejaba. Fíjate, tan simple como cuando la Iglesia decidió dar vuelta al altar y mirar a la gente, esto también es un ejercicio de esa naturaleza, salir a encontrarse con la gente.

Me parece que en ese sentido el Papa ha dado pasos muy importantes. Ahora, esto  es un tema cultural, no basta con que el Pontífice dé la orden y diga lo que quiere que suceda. Aquí hay un tema tanto al interior de la Iglesia como de las sociedades, que son difíciles de cambiar y se requiere de mucho tiempo. Me parece que esta sinodalidad es justamente penetrar lo más posible en las comunidades, escuchar a la gente para intentar iniciar ese camino de cambio de cultura.

P.- ¿Qué otros aspectos considera inciden en esta crisis del catolicismo?

R.- Junto con la secularización hay que decir que en este proceso de degradación de las instituciones (de la democracia, el parlamento, los partidos políticos, el sistema judicial, el gobierno), la Iglesia católica ha caído también en esta crisis de credibilidad. No tanto como los políticos, sin embargo, eso no es un consuelo. Pero para dimensionarlo, y aunque no es solamente un problema de la Iglesia, sin duda, los escándalos de la Iglesia contribuyeron enormemente al declive.

La pregunta que uno se hace es cómo hubiera ido el declive de la Iglesia sin los escándalos. Es una pregunta hipotética que no tiene respuesta, pero la resiliencia del catolicismo en América Latina es tremendamente fuerte. Cualquier otra institución que cometa los errores que ha cometido la Iglesia habría dejado de existir.

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