“Los páramos no se negocian”

IMG_5745

 

La lucha socio-ambiental del padre Pedro Elías Joya

Pedro Elías Joya fue ordenado sacerdote por monseñor Leonidas Proaño. Al recordar el legado del antiguo obispo de Riobamba (Ecuador), subraya su capacidad de escucha, su disposición para analizar la realidad y el interés por promover que la gente empobrecida reflexionase acerca de las causas de su situación para transformarla. En buena medida, dichos valores nutren la labor que este cura santandereano desarrolla hace más de 25 años en su tierra natal: “la eco-región del Chicamocha y el Arauca”, como se le conoce en escenarios ambientalistas a este territorio de páramos, amenazado por la explotación minera y la ampliación de la frontera agrícola.

Semanas atrás, en articulación con diversas organizaciones sociales, el padre Pedro Elías convocó a una cumbre ambiental agro-ecológica “por el territorio, el agua, la vida y la paz”. La actividad tuvo lugar en el municipio de Carcasí (Santander) y reunió a cerca de 400 personas interesadas en la preservación de la laguna La Sartaneja, ubicada en el páramo El Almorzadero, ecosistema clave en una estrella hídrica de la cual dependen comunidades en Colombia y Venezuela. Más de 30 concesiones mineras se han otorgado en la región. Se espera que el reciente fallo de la Corte Constitucional orientado a proteger los páramos permita que dichas concesiones sean derogadas.

Por su claridad política y teológica, la encíclica Laudato si del papa Francisco sirvió como documento fundamental. La resistencia del pueblo u’wa frente a las multinacionales petroleras y su combinación de estrategias culturales y jurídicas fue testimonio en el marco del encuentro. Durante la cumbre se intercambiaron semillas nativas, “base y principio de la soberanía alimentaria” en palabras de un campesino que participó del evento y que sostuvo que sin ellas no puede haber agricultura sustentable ni identidad cultural. También se analizó la realidad de Colombia.

Según el padre Pedro Elías, el modelo de desarrollo vigente contradice cualquier aspiración de justicia socio-ambiental, ya que “arrasa con la ecología del planeta y no sirve a los intereses del pueblo sino a los de las empresas multinacionales que hoy gobiernan el mundo”.

El presbítero es crítico de la Corporación Autónoma de Santander y cuestiona severamente sus políticas por considerarlas recaudadoras y represivas. A su parecer, la entidad debería garantizar la preservación del agua, descentralizarse y cumplir una función educativa, de asesoría y acompañamiento a las comunidades; cosa que no ocurre aún.

Con todo, así describe Joya uno de los principales logros de la cumbre: “Los campesinos tomaron conciencia de que es necesario educarse para producir sin causar daño a la naturaleza contaminándola o destruyendo su flora, su fauna y su biodiversidad. Se vio con toda claridad que es imprescindible reciclar, conservar las semillas tradicionales, implementar tecnologías agroecológicas y proyectos alternativos con apoyo del Estado para hacer de García Rovira y la eco-región del Chicamocha y el Arauca un territorio de paz y desarrollo sustentable, cubierto de bosques y de huertas agroecológicas para la soberanía y la seguridad alimentaria de sus comunidades y pueblos”.

Reconciliación y ecología

Un particular rasgo del profetismo emerge de la pastoral encarnada en zonas rurales: la unidad entre anuncio del Reino y una profunda sensibilidad por la justicia socio-ambiental. De la escuela de Leonidas Proaño e inspirado en el amor eficaz, el sacerdote santandereano Pedro Elias Joya se ha convertido en un referente de la defensa del agua en territorios de páramo. Su apostolado abre a nuevas dimensiones de la reconciliación en un país que busca la paz.

Quedan muchos desafíos por delante. Uno de ellos es hacer que los acuerdos de la cumbre sean tenidos en cuenta en los planes de desarrollo de los municipios de la región. Esto informa Pedro Joya en un documento difundido por COMOSOC: “La asamblea pidió a los alcaldes de la provincia restablecer el espíritu de unidad de la asociación de municipios y que en cada pueblo se reciclen los residuos sólidos y se implementen los viveros municipales y proyectos de arborización en el presente cuatrienio, buscando que el número de árboles sembrados corresponda al número de habitantes de cada municipio”. “Como solución real al cambio climático se vio la necesidad de declararnos como eco-región ‘población anexo cero’, para dejar bajo tierra el carbón y los hidrocarburos que aún no han sido extraídos, siguiendo la pauta de la justicia ambiental planteada por la Cumbre de los pueblos realizada en París”.

Como dice el papa Francisco en Laudato si, mientras el orden mundial existente se muestra impotente para asumir responsabilidades, la instancia local puede hacer una diferencia. En esa línea el equipo coordinador de la cumbre se propuso realizar encuentros con alcaldes, corporaciones y representantes del Ministerio de Ambiente, con el fin de dialogar sobre las conclusiones de la actividad y planear una audiencia departamental sobre el agua. Estas y otras acciones forman parte del radio de incidencia planeado.

Ómar Fernández, de la Mesa Ecuménica por la Paz, destaca el valor de movilizaciones como la que lidera el padre Pedro Elías y no deja de subrayar cómo en el caso de este sacerdote la espiritualidad del compromiso político se manifiesta en una profunda sensibilidad por la justicia social. A su parecer, procesos organizativos como este motivan a la gente a asumir el futuro de zonas de páramos que deberían preocuparnos a todos.

Miguel Estupiñán

Compartir