José Cobo es el nuevo arzobispo (‘desatanudos’) de Madrid

  • Con 57 años, el obispo auxiliar pilotará desde ahora la archidiócesis más importante de España, sustituyendo al cardenal Osoro, que deja el cargo con 78 años
  • Con el respaldo explícito de Francisco, está llamado a aterrizar las reformas papales por encima de las zancadillas clericales que ha padecido su predecesor

José Cobo es el nuevo arzobispo de Madrid. Este madrileño, nacido en la localidad jienense de Sabiote hace 57 años tal y como confirma hoy la Oficina de Prensa de la Santa Sede, tras su designación por el Papa Francisco. Sucede al cardenal Carlos Osoro, de 78 años, después de nueve años pastoreando la archidiócesis más importante de España.



Abogado de carrera, el mismo año que concluyó sus estudios universitarios, en 1988, ingresó en el seminario de Madrid. Sacerdote desde 1994, se conoce por tanto el engranaje del territorio que a partir de ahora pilotará. Curtido ya antes de ser cura como voluntario de la pastoral penitenciaria y de Cáritas, fue vicario parroquial de la iglesia de San Leopoldo y, después, párroco de San Alfonso María de Ligorio y arcipreste de Nuestra Señora del Pilar. O lo que es lo mismo, sabe lo que supone dinamizar a las catequistas, alentar a los jóvenes, administrar el cepillo… Y estar junto a los últimos. No en vano, su labor pastoral siempre ha estado ligada al ámbito social, como muestra el hecho de haber sido Viceconsiliario de la Hermandades del Trabajo de Madrid.

Cambio en fondo y forma

Cobo se pone al frente de Madrid, con la misma edad que en su momento tenía el también emérito de la archidiócesis, el cardenal Antonio María Rouco Varela, lo que hace prever un pontificado largo, de aproximadamente dos décadas. Quienes han vivido la etapa de Gobierno de Osoro, hablan de que el purpurado cántabro tenía la misión, no de tomar el relevo de Madrid, sino de poner en marcha un cambio en fondo y forma que se le ha resistido en algunos ámbitos y que ahora Cobo está llamado a culminar. De hecho, hay quien habla de él como el “arzobispo desatanudos”, utilizando la imagen de una de las advocaciones marianas favoritas de Francisco: la Virgen Desatanudos. Y es que, amén de iniciar un proceso de transición, está llamado a rebajar las fricciones y tensiones generadas por parte de un clero reaccionario ante los intentos del cardenal ya emérito de aterrizar el magisterio papal en lo cotidiano, sea lo mismo en el ámbito pastoral como universitario y sacerdotal.

Vacunado de clericalismo

Operativo en su ser y hacer, afable en el trato y vacunado de todo clericalismo y pompa, Cobo huye de los histrionismo y busca el consenso en su toma de decisiones, “sin arrugarse”, en expresión del Papa Francisco. Apreciado en su momento por los imprescindibles auxiliares de Rouco, Eugenio Romero Pose y Fidel Herráez, fue Osoro quien apostó por él, como vicario episcopal de la Vicaría II -la zona nordeste de la ciudad-, miembro del Consejo presbiteral y del Consejo diocesano de pastoral. Cobo supo encauzar la confianza depositada, lo que revertió en que fuera nombrado obispo auxiliar de Madrid en diciembre de 2017.

Desde entonces, en estos cinco años se ha convertido en el ‘fontanero’ de Bailén, amén de salvavidas. Los grandes proyectos de la era Osoro se han acunado en sus manos, como, por ejemplo, Repara, el proyecto antiabusos de acompañamiento a víctimas que es el proyecto de referencia en esta materia en la Iglesia española que ya se ha exportado a otras diócesis como León y Teruel. De la misma manera, Cobo también está detrás de resolver el entuerto del conocido como ‘Caso Fundaciones’, una trama de corrupción que ha salpicado al arzobispado madrileño. Tras varios intentos mediáticos de implicar al propio cardenal como culpable de lo sucedido, el tribunal que lleva el expediente ha situado al margen de toda responsabilidad tanto al arzobispado como a Osoro.

Capacidad de gestión

Así pues, en este tiempo, ha demostrado ser hombre de Gobierno, frente a quienes han dejado caer en estas semanas que carecería de experiencia para la nueva responsabilidad que asume. De hecho, precisamente su capacidad de gestión y organización es lo que más temerían aquellos que se resisten a reformas en Madrid al estilo Francisco, esto es, conformar una Iglesia conciliar, misionera, en salida y con el epicentro en las periferias con una apuesta preferencial por la Doctrina Social.

En este quinquenio, el trabajo de Cobo también se ha materializado en el nada fácil aparataje de la Conferencia Episcopal. Entró de lleno en la Comisión Episcopal de Pastoral Social -ahora también con el apellido ‘de Promoción Humana- y se puso manos a la obra para hacer realidad el que busca ser uno de los proyectos más ambiciosos de la Iglesia española: los llamados ‘Corredores de Hospitalidad’. Se trata de una iniciativa que busca responder desde la solidaridad a la presión migratoria que sufren las islas Canarias, con un reparto equitativo de quienes llegan a sus costas en diferentes espacios de acogida de las diócesis españolas.

En marcha desde julio

Su nombramiento, como en toda designación de una capital relevante del planeta, ha sido supervisado directamente por Francisco. El Papa dio su aprobación al relevo para este final de primavera, atendiendo a los deseos del propio Osoro de finalizar su etapa al frente de Madrid tras rematar el presente curso escolar.

Aunque a priori estaba previsto el anuncio en días previos, la ordenación episcopal de Antonio Prieto como nuevo obispo de Alcalá de Henares el pasado sábado obligó a desplazar el anuncio de la designación de Cobo. ¿El motivo? Que el cardenal Osoro culminara este ciclo presidiendo la toma de posesión de un prelado de la provincia eclesiástica de la que es metropolitano.

Su toma de posesión está prevista para el próximo sábado 8 de julio, de tal manera que ya antes del nuevo curso escolar, Cobo estaría a los mandos de la capital. ¿Qué significa esta decisión en términos prácticos? A diferencia de si hubiese sido designado para Madrid un arzobispo llegado de fuera, el conocimiento al dedillo que tiene sobre clero, vida religiosa y laicado le permite adoptar una primera batería de medidas y nombramientos a lo largo del verano para que septiembre sea ya un tiempo de Gobierno ejecutivo y no de mero asentamiento puesto que el escáner ya lo tiene más que interiorizado aquel que ha pasado de ser fontanero a jefe de obra.

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