Jerusalén veta la ampliación del hotel del Instituto Pontificio de Notre Dame por no ondear la bandera israelí

Un concejal del Ayuntamiento ha tachado al inmueble y a su gestión como “antisemitas” y de no estar preparados para “que los judíos trabajen o residan allí”

El Instituto Pontificio de Notre Dame de Jerusalén no podrá ampliar su hotel de peregrinos en esta ciudad después de que el Ayuntamiento, gobernado por el partido de derechas Likud, denegase el permiso para hacer la obra por la acusación de uno de sus concejales, quien señaló al centro como “antisemita”. En este momento, el asunto está “en manos directas” de la Santa Sede, confirmó a Efe un miembro del equipo directivo del hotel, quien ha considerado, además, “totalmente equivocadas” las acusaciones de antisemitismo, asegurando que el centro “está abierto a todo el mundo”.

La acusación de Elisha Peleg, edil del ayuntamiento, se basa en que el Instituto, propiedad del Vaticano, “se niega a ondear la bandera israelí“. Peleg alegó durante una comisión de planificación urbanística que el hotel para peregrinos de la Santa Sede “no reconoce la soberanía israelí” en la zona – si bien la comunidad internacional tampoco la reconoce – y que “no está preparado para que los judíos trabajen o residan allí”.

Una ampliación de 140 habitaciones

“Llevamos siete años con este proyecto, pasamos los requisitos legales de todos los comités locales y este era el único pendiente”, ha explicado el responsable del hotel, que espera que el asunto se resuelva con la mediación del Vaticano. De la misma manera, aseguró que “Notre Dame no tiene la obligación de poner una bandera de Israel en su edificio, como tampoco pone de otros países”. “Normalmente solo ponemos la bandera del Vaticano, que es el propietario real del edificio”, ha añadido, de la misma manera que se hace con las otras propiedades de la Santa Sede en Tierra Santa.

El edificio se encuentra en una antigua ocupación israelí de la parte oriental de la Ciudad Vieja de Jerusalén, cerca de la Puerta Nueva, una de las entradas que atraviesan la vieja muralla y que miles de turistas y peregrinos recorren diariamente. Los Legionarios de Cristo gestionan el inmueble desde que, en 2004, el papa Juan Pablo II les confiara la labor. Según su dirección, la ampliación de 140 habitaciones es “absolutamente necesaria para acoger al creciente número de turistas y peregrinos que vienen a visitar Jerusalén, cada año mayor”.

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