Imprescindible el amor, pero trabajando juntos

El Episcopado portugués preparará un documento base sobre la misión

(M. Gómez) Diez años después del Año Misionero de 1998, la Iglesia de Portugal ha celebrado su Congreso Misionero Nacional, del 3 al 7 de septiembre en Fátima. El lema era directo: Portugal, rompe horizontes, vive la Misión. Y entre otras, una reflexión clara: “Evangelizar es anunciar el amor con amor”. Son palabras del cardenal patriarca de Lisboa, José Policarpo, quien subrayaba: “La misión es el anuncio de ese amor [de Dios], el intento de llevar a todos los hombres a sentirse amados: amados por ser perdonados; amados por estar invitados a nuevos horizontes de libertad; amados porque han experimentado un sentido nuevo en la vida, un nuevo horizonte de esperanza”.

Unos 800 participantes portugueses y de otros países se dieron cita en este evento promovido por la Conferencia Episcopal Portuguesa (CEP), desde el que se han lanzado varias líneas de fuerza para asumir la misión a nivel parroquial, diocesano y nacional.

Principalmente, la CEP ha de promover una mejor coordinación e integración de las diversas áreas pastorales para que todas ellas “sean fecundadas por el dinamismo misionero y el ansia de santidad”. Por su parte, cada Iglesia local incentivará la creación de estructuras y dinámicas, como secretariados diocesanos, grupos parroquiales, semanas de animación, etc. Se trata, en definitiva, de fomentar “la comunión y el compartir de la fe, de personas -en una dinámica de dar y recibir- y de bienes entre las diversas Iglesias”.

Entre las propuestas de este Congreso destaca el compromiso de la CEP de preparar un documento base para la misión en Portugal. El presidente de la CEP, Jorge Ortiga, señalaba que, aunque los documentos no resuelven los problemas, éste será “un texto que podrá ser leído y meditado y que llega a la comunidad”, de ahí su importancia. En las conclusiones se recuerda que la misión es “tarea indelegable de cada cristiano” que se concreta “en el espacio y en el tiempo de la historia humana”. En ese sentido, “el despertar del laicado para la misión es hoy uno de los signos de los tiempos”.

Unir esfuerzos

Por su parte, el sacerdote José Manuel Sabença, presidente de los Institutos Misioneros Ad Gentes (IMAG), opina que la concreción de estas conclusiones tiene que “partir de la cima”, y que el clero debería estar más abierto a la sensibilidad misionera, pues el incentivo “pasa por ellos”. En declaraciones a la Agência Ecclesia, Sabença incidió en la necesidad de que laicos, religiosos, sacerdotes y obispos unan sus esfuerzos.

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