Fernando Chica, observador permanente de la Santa Sede ante la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), ha recordado ante este organismo que las zonas rurales del planeta son las que sufren con más frecuencia la “vulneración” de sus derechos, ya que, a menudo, “son sinónimo de aislamiento y abandono”.
Así, durante la celebración de la publicación del documento ‘Asumir el desafío de llegar a los más pobres en las áreas rurales. Lanzamiento del marco corporativo de la FAO para la pobreza extrema rural’, Chica ha subrayado que “la miseria y la emergencia alimentaria” siguen estando presentes en la actualidad, “y no dejan de afligir a los más débiles de nuestro planeta, truncando sus vidas e impidiéndoles de esta forma mirar al futuro de forma confiada y serena”.
Una situación que “se agrava y deteriora” en muchos sentidos, entre los cuales destaca la situación económica mundial, así como “el empeoramiento de las condiciones ambientales, los conflictos que perturban y desangran a muchos países, y los extremos fenómenos climáticos”.
Más allá de las cuestiones económicas
Todas estas son unas “condiciones estructurales” que conducen a la pobreza extrema, “cuya identificación no puede reducirse, como por desgracia suele hacerse, a una mera cuantificación económica”. Por este motivo, Chica ha pedido que no se reduzcan a índices monetarios unos problemas que son “de mayor alcance” y que “están estrechamente relacionados con el nivel de vida, el acceso al estudio, la protección de la salud y una nutrición adecuada”.
Por eso, ha subrayado que solo con “acciones dirigidas a promover el desarrollo rural integral” se podrá eliminar la pobreza extrema de este medio. “Digo ‘acciones’ porque no bastan las meras palabras, los discursos grandilocuentes, los dosieres y la multiplicación de reuniones”, ha recalcado, sino que “es necesario emprender iniciativas concretas para erradicar la pobreza, luchar contra el hambre y promover la soberanía alimentaria”.
“Superar la inhumana globalización”
Chica ha instado a los presentes, además, a no ignorar la “tendencia global” que supone “el éxodo del campo a la ciudad”, y ante la cual se deben garantizar las “tres T” que el papa Francisco ha puesto de relieve en distintas ocasiones: “Tierra, techo y trabajo, para que tengamos una patria sin esclavos ni excluidos”.
“La tierra, porque solamente la autonomía y la soberanía alimentaria pueden permitir que las poblaciones locales que viven en áreas rurales puedan proveerse de su propio sustento”, ha explicado. “El techo, porque la vivienda es un derecho inalienable”, y el “trabajo, porque el trabajo decente es el medio privilegiado para erradicar la pobreza y permitir la emancipación social”.
“Únicamente de esta manera podremos superar la inhumana globalización”, ha dicho Chica, “que se caracteriza por la indiferencia ante el sufrimiento ajeno y el declive de la idea del bien común”.
