El obispo de Córdoba, con sus jóvenes a la JMJ: “No necesitan porros, preservativos ni alcohol”

Demetrio Fernández ha dedicado su última carta pastoral a los jóvenes que participarán en la Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa la próxima semana

Demetrio JMJ

En la JMJ se pasa bien sin necesidad de “porros, ni preservativos ni alcohol”. Lo tiene muy claro Demetrio Fernández, obispo de Córdoba, quien en su última carta pastoral ha afirmado que los jóvenes que participarán en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Lisboa la próxima semana –entre los que estarán 1.300 cordobeses– lo pasarán “bien por ser cristianos”.



“Las Jornadas Mundiales de la Juventud han ido configurando una Iglesia joven, misionera, que llega a los jóvenes de todo el mundo y supone un impulso nuevo a la pastoral juvenil bajo la guía del Papa”, escribe el prelado. Además, este encuentro juvenil a nivel mundial “imprime un impulso precioso para continuar la tarea de evangelizar esta generación”.

Y es que, “a los jóvenes les hace mucho bien ver una Iglesia universal, joven, dinámica, vivir estos días de comunión y encuentro con otros jóvenes del mundo entero, ser acogidos por las diócesis como si fueran sus hijos”. Del mismo modo “les hace mucho bien cantar, bailar, adorar al Señor, confesarse, participar en la Eucaristía. Es decir, pasárselo bien precisamente por ser cristianos. No necesitan ni porros, ni preservativos, ni alcohol para vivir una alegría inolvidable”.

Encuentro vocacional

Por otro lado, Fernández ha señalado que este momento de encuentro es también un “momento vocacional”, ya que “Jesucristo sigue llamando a los jóvenes, cuenta con ellos para construir su Iglesia y renovar el mundo, y los llama a todos para que estén con él y hacerlos corresponsables de transmitir al mundo su Evangelio”. “A muchos de ellos los llama por el camino del matrimonio cristiano, y las JMJs son lugares de encuentro, de conocimiento, de compromiso”, subraya.

De esta manera, “en las JMJs han surgido muchos noviazgos o se han afianzado definitivamente. A otros muchos los llama a la vida consagrada, a estar con él con exclusividad, a seguirle a él en pobreza, castidad completa y obediencia. Es la vida religiosa, que tanto necesita la Iglesia y que tanto bien hace a la humanidad”. “A otros muchos jóvenes los llama al sacerdocio ministerial, para prolongar a Jesús en los sacramentos, sobre todo en la Eucaristía y en el perdón, para acompañar al Pueblo santo de Dios”, asevera, animando a preguntarse “qué plan tiene Dios para mí, para hacerme feliz, para servir hoy a su Iglesia y al mundo. Es la pregunta ineludible de los jóvenes que asisten a la JMJ de Lisboa”.

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