El hartazgo del papa Francisco en su exhortación ‘Laudate Deum’: basta de poner “remiendos” al cambio climático

Setenta y tres puntos. Seis capítulos. Y san Francisco de Asís de nuevo como guía. Así se estructura la exhortación apostólica ‘Laudate Deum’, la ‘Laudato si” 2.0 del papa Francisco. Ocho años después de la publicación de la encíclica con la que buscaba compartir con “los hermanas y hermanos de nuestro sufrido planeta”, sus “más sentidas preocupaciones sobre el cuidado de la casa común”, vuelve sobre la crisis climática precisamente en la festividad del ‘Poverello’ de Asís.



En esta ocasión, el Pontífice ha preparado un documento mucho más breve, pues su misión es “precisar y completar lo que podíamos afirmar tiempo atrás”. Al comienzo del texto, una de las primeras citas es para los obispos estadounidenses, quienes han remarcado que “nuestra preocupación por el cambio climático que va más allá de un planteo meramente ecológico”, pues “es un problema social global que está íntimamente relacionado con la dignidad de la vida humana”.

Asimismo, Jorge Mario Bergoglio justifica la publicación de la exhortación porque “con el paso del tiempo advierto que no tenemos reacciones suficientes mientras el mundo que nos acoge se va desmoronando y quizás acercándose a un punto de quiebre”.

La crisis climática global

En la primera parte, en la que el Papa alude directamente a la crisis climática global con cifras y datos, lanza varios dardos a los negacionistas que, incluso, como el mismo afirma, se encuentran también en la Iglesia: “Me veo obligado a hacer estas precisiones, que pueden parecer obvias, debido a ciertas opiniones despectivas y poco racionales que encuentro incluso dentro de la Iglesia católica”.

“Por más que se pretendan negar, esconder, disimular o relativizar, los signos del cambio climático están ahí, cada vez más patentes”, señala, para luego denunciar que “en los últimos años no han faltado personas que pretendieron burlarse de esta constatación”.

Por otro lado, Francisco clama contra aquellos que, pretendiendo simplificar la realidad, “responsabilizan a los pobres”. Pero “la realidad es que un bajo porcentaje más rico del planeta contamina más que el 50% más pobre de toda la población mundial. ¿Cómo olvidar que África, que alberga más de la mitad de los más pobres del planeta, es responsable de una mínima parte de las emisiones históricas?”.

También carga el Pontífice contra los profetas de calamidades. “Suele decirse que los esfuerzos por mitigar el cambio climático, reduciendo el uso de combustibles fósiles y desarrollando formas de energía más limpias, provocará una reducción de los puestos de trabajo. Lo que ocurre es que millones de personas pierden su empleo debido a las diversas consecuencias del cambio climático: tanto el aumento del nivel del mar como las sequías y muchos otros fenómenos que afectan al planeta, han dejado a mucha gente a la deriva”, recalca.

En el mismo sentido, destaca que “la transición hacia formas renovables de energía, bien gestionada, así como todos los esfuerzos de adaptación a los daños del cambio climático, son capaces de generar innumerables puestos de trabajo en diferentes sectores. Esto requiere que los políticos y empresarios estén ahora mismo ocupándose de ello”.

Contra el “paradigma tecnocrático”

En su exhortación, Francisco denuncia una vez más el “paradigma tecnocrático”: “La inteligencia artificial y las últimas novedades tecnológicas parten de la idea de un ser humano sin límite alguno, cuyas capacidades y posibilidades podrían ser ampliadas hasta el infinito gracias a la tecnología. Así, el paradigma tecnocrático se retroalimenta monstruosamente”. En este sentido, llama a repensar nuestro uso del poder y evitar la decadencia ética.

En su documento magisterial, Bergoglio alerta también de la “debilidad” de la política internacional. Por ello, insiste en “reconfigurar el multilateralismo”. “En este marco necesariamente se requieren espacios de conversación, de consulta, de arbitraje, de resolución de conflictos y de supervisión, y en definitiva una suerte de mayor ‘democratización’ en el ámbito global para que se expresen e incorporen las variadas situaciones. Ya no nos servirá sostener instituciones para preservar los derechos de los más fuertes sin cuidar los de todos”, afirma.

Aunque el Papa es consciente de que “no podemos detener el enorme daño que hemos causado”. Sí advierte que “estamos a tiempo para evitar daños todavía más dramáticos”. Y agrega: “Se nos pide nada más que algo de responsabilidad ante la herencia que dejaremos tras nuestro paso por este mundo”. De ahí esta ‘Laudate Deum’ que espera que sirva de revulsivo de cara a la próxima COP28 de Dubai.

Las Conferencias sobre el Clima

Tras hacer una recapitulación de los avances y fracasos de las Conferencias sobre el Clima, se detiene en la próxima COP: “Si confiamos en la capacidad del ser humano de trascender sus pequeños intereses y de pensar en grande, no podemos dejar de soñar que esta COP28 dé lugar a una marcada aceleración de la transición energética, con compromisos efectivos y susceptibles de un monitoreo permanente. Esta Convención puede ser un punto de inflexión, que muestre que todo lo que se ha hecho desde 1992 iba en serio y valió la pena, o será una gran decepción y pondrá en riesgo lo bueno que se haya podido lograr hasta ahora”.

El Pontífice reconoce que “son positivas algunas intervenciones y avances tecnológicos que permitan absorber o capturar los gases emitidos”. Pero “corremos el riesgo de quedarnos encerrados en la lógica de emparchar, colocar remiendos, atar con alambre, mientras por lo bajo avanza un proceso de deterioro que continuamos alimentando”, denuncia.

Al mismo respecto, pide terminar “de una vez con las burlas irresponsables que presentan este tema como algo solo ambiental, ‘verde’, romántico, frecuentemente ridiculizado por los intereses económicos. Aceptemos finalmente que es un problema humano y social en un variado arco de sentidos. Por eso se requiere un acompañamiento de todos”.

En sus palabras, también hace un respaldo a los activistas ambientales. “Suelen llamar la atención en las Conferencias sobre el clima las acciones de grupos que son criticados como ‘radicalizados’. Pero en realidad ellos cubren un vacío de la sociedad entera, que debería ejercer una sana ‘presión’, porque a cada familia le corresponde pensar que está en juego el futuro de sus hijos”, señala.

Francisco concluye su exhortación invitando a las demás confesiones a caminar en comunión para atajar la emergencia climática. “Invito a cada uno a acompañar este camino de reconciliación con el mundo que nos alberga, y a embellecerlo con el propio aporte, porque ese empeño propio tiene que ver con la dignidad personal y con los grandes valores”, sostiene. Sin embargo, “no puedo negar que es necesario ser sinceros y reconocer que las soluciones más efectivas no vendrán solo de esfuerzos individuales sino ante todo de las grandes decisiones en la política nacional e internacional”, agrega.

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