Al cumplirse un año de los diálogos en La Habana, el camino hacia la paz se vislumbra complejo, atiborrado de desafíos y con múltiples interrogantes. Y sin embargo, persiste el anhelo de que un conflicto que ha generado ríos de víctimas, concluya por las vías del diálogo.
La Iglesia en Colombia considera que para alcanzar la paz se debe avanzar en aspectos como “la distribución de la tierra; un desarrollo integral para el hombre y los campesinos; el acompañamiento permanente a las víctimas; acompañar la reincorporación social de los victimarios y actores de la guerra; fortalecer la confianza de la población en el proceso de paz; y un ambiente en que sea posible el perdón” (cardenal Rubén Salazar).
Avanzar hacia la paz es un acto de justicia con la memoria de las víctimas. “La justicia y la paz se besan”, reza el Salmo, y “la esperanza no defrauda”, declararon los obispos cubanos en su carta pastoral del 8 de septiembre de este año, parafraseando la epístola a los Romanos. En este Adviento, la justicia y la esperanza allanan las sendas de la paz.
