José Lorenzo, redactor jefe de Vida Nueva
Redactor jefe de Vida Nueva

Un tal Zuppi


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Entonces dijeron que el arzobispo de Bolonia se había colado en la foto de la entrega de armas de ETA en Bayona. Era abril de 2017 y la incapacidad para ventear por dónde venían los cambios del papa Francisco estaba casi tan a la par a la falta de ganas de asimilarlos. Casi como ahora, vamos.

¿Un monseñor ‘bendiciendo’ lo que consideraban un paripé de la banda terrorista sin que nadie hubiese consultado a los obispos vascos? Llamadas al Vaticano para confirmar y poder negar que no les tenían en cuenta porque no acababan de fiarse de ellos. Lo sabía muy bien alguien a quien acabamos de despedir, el cardenal Etchegaray, a quien visitó el propio Matteo Zuppi.

No en nuestro nombre, dijeron en Secretaría de Estado de aquel destacado miembro de la comunidad de Sant’Egidio, que ayudó a tejer desde el Trastévere la paz en un Mozambique que acaba de visitar Bergoglio. “Como no sabían a quién recurrir, buscaron un obispo por su cuenta”, señaló entonces José Ignacio Munilla, que veía en todo aquello el “intento de utilización de la Iglesia”. Era difícil no oír en las palabras del obispo de San Sebastián el disgustillo por la intromisión.

Matteo Zuppi con el papa Francisco

Zuppi es un hombre de la máxima confianza del Papa

Aquel obispo, aquel tal Zuppi que certificó en Bayona que nada relativo a la paz le es ajeno a la Iglesia, es uno de los nuevos cardenales que creará Francisco el 5 de octubre y que estos días participa en Madrid en un encuentro sobre religiones y culturas en diálogo, auspiciado por Sant’Egidio y el Arzobispado.

Junto a Zuppi, estará también en Madrid Vincenzo Paglia, otro destacado representante de ese ‘club del último recurso’ que está dando forma al nuevo desorden eclesial que trae de cabeza a los que se están cayendo de todas las fotos. Aunque sigan teniendo carrete, claro.

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