Reconstruir la sociedad, desde la promoción de una Cultura de Paz Social


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La sociedad postpandemia, requiere fortalecer la paz interior de cada miembro, considerando que la paz es un estado de bienestar, tranquilidad, estabilidad y seguridad, tiene una connotación positiva, es un estado de armonía que está libre de guerras, conflictos y contratiempos.



La pluralidad de situaciones sociales, particulares han convergido en un punto donde se puede creer que la humanidad ha perdido la sensibilidad ante el otro, pero ¿Qué pudimos evidenciar en las comunidades donde vivimos?

Todos somos corresponsables de la reconstrucción de la sociedad, necesitamos partir de actitudes sinodales y acciones positivas ante los eventos de la cotidianidad de la vida, comprender que la paz es una cualidad deseable universalmente, valorada por todas las sociedades y culturas, en las relaciones interpersonales y en el interior de cada individuo.

Fortaleciendo la paz interior y social: Reconstruyendo la sociedad postpandemia

La paz como valor humano hace referencia a la capacidad del individuo de alcanzar una sensación interna de tranquilidad y aceptación, genera una sensación de armonía que experimenta un individuo consigo mismo, lo que se puede proyectar hacia la sociedad. En la convivencia social urge empoderarse de los ejes que ayudan a conseguir la paz social, como lo son: aprender a lidiar con los sentimientos negativos (paz mental), resolución de conflictos y la toma de decisiones libres. La Paz es un fin, es la promoción y respeto de los derechos fundamentales colectivos, inalienables del hombre.

Alfons Banda, fundador de la Fundación por la Paz, definió la Paz Social como «la aspiración humana de vivir la propia vida y la de las comunidades de pertenencia en una atmósfera de tranquilidad y bienestar razonables, que permitan el libre desarrollo de las capacidades de las personas de toda índole (…)». Entonces para mantener y promover la paz social, necesitamos adoptar un estilo de vida donde se practiquelos valores fundamentales como la tolerancia, la justicia y una apertura a la escucha paciente, donde se pueda dialogar valorando los pensamientos y aportes del colectivo, sin menospreciar su acervo cultural, ni que sus planteamientos sean diferentes.

Aquí entra en juego el papel de un Estado de derecho, que permite y defiende esa paz, el fundamento de la existencia del Estado es concretar la paz social como objetivo supremo.Un Estado puede garantizar la paz social de muchas maneras, por medio de regulaciones económicas o medidas educativas, de salud o de otro tipo, que tengan como objetivo final prevenir los conflictos internos o externos.

Si en la cotidianidad de la vida, podemos interiorizar la corresponsabilidad de una verdadera misión humanista, a la luz del Evangelio, promoviendo acciones de servicio, donación, fraternidad serena, empatía, ayuda humanitaria, conocimiento colectivo de los derechos humanos y de los alcances de las leyes en cada país, que favorezca el entendimiento y el diálogo, fortaleciendo la comprensión y la solidaridad, se estaría promocionando una cultura de la paz social.

Promoviendo una cultura de paz: Compromiso colectivo hacia la solidaridad y el diálogo

La sociedad apremia recuperarse mejor para crear un mundo más equitativo, sostenible y pacífico; celebrar la paz social; oponerse a los actos de odio que puedan incitar los medios de comunicación (el uso de la tecnología, internet, para crear caos, vejaciones y anarquía), las negligencias de algunas políticas de Estado. En este contexto surge el deseo de difundir compasión, bondad y esperanza para que todos puedan recuperarse mejor y convivir, siempre promoviendo la Paz Social, permitiendo que las personas puedan resolver sus conflictos de manera pacífica.

Es por eso que día a día, existen Centros y Salas de Mediación que trabajan para impulsar el acercamiento entre las partes de comunidad, a través del diálogo y la escucha de manera respetuosa, con el fin de abrir nuevos caminos de entendimiento, exhortando la importancia de la aceptación del otro, y que todos somos valiosos socialmente, cada individuo tiene una riqueza única, con grandes talentos que aportar a la evolución de las comunidades, en un clima de paz.

Asimismo asumiendo el compromiso de promover la paz social, podemos realizar diversas actividades de difusión y promoción de la mediación, distribución de folletería, charlas informativas en escuelas y otros organismos, caminatas, encuentros lúdicos – formativos con niños, niñas y adolescentes, entre otras acciones recreativas y culturales.

Como promotores de una cultura de Paz Social podemos aprender las herramientas adecuadas para enseñar al colectivo el tener y mantener los pensamientos positivos, usar un lenguaje verbal y corporal amoroso-respetuoso, realizar acciones constructivas por un bien colectivo, promover el desarrollo de las Habilidades para la Vida como estrategias de desarrollo personal que se expande al colectivo. Solo reconociendo la dignidad de la persona humana fundamentada en la verdad, la justicia, el amor y la libertad, se puede preservar las relaciones de las personas en una Paz Social.

Para concluir, se infiere en el pensamiento de Monseñor Óscar Romero: «La paz no es el producto del terror ni del miedo,la paz no es el silencio de los cementerios,la paz no es producto de una violencia y de una represión que calla.La Paz es la aportación generosa, tranquila de todos para el bien de todos;la paz es dinamismo, la paz es generosidad, es derecho y es deber…»
Es interesante interiorizar: ¿Qué estamos haciendo para promover la Paz Social en nuestras localidades?


Por Ruthmery Peñaloza, exalumna de la Academia Latinoamericana de Líderes Católicos.