Raúl Molina
Profesor, padre de familia y miembro de CEMI

Qué delito cometí


Compartir

El pasado fin de semana se celebró la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado. En la concentración que se convocó en Madrid, en el barrio de Aluche, en las proximidades del CIE (Centro de Internamiento de Extranjeros), se coreó una y otra vez el mensaje “ningún ser humano es ilegal”. Miles de inmigrantes han sido internados en la última década en alguno de los siete CIE que en la actualidad hay en España por cometer el “grave delito” de no ser ciudadanos regularizados.



Ya nos anunció Calderón de la Barca aquello de “¿qué delito cometí contra vosotros naciendo? Aunque si nací, ya entiendo qué delito he cometido; pues el delito mayor del hombre es haber nacido”. El dramaturgo del siglo de oro ya fue consciente de que muchos eran los hombres y mujeres que pagaban caro el precio de haber nacido. Así parece que sigue ocurriendo en nuestro país con los “sin papeles”. Pero no son los únicos. Para muchos, nacer es desde muy pronto una condena.

Dignidad humana

Si alguna novedad trajo Jesús de Nazaret a nuestra cultura, fue dejar clara la dignidad que todo ser humano tiene por el hecho de serlo. Así, recorría los caminos evidenciando que el haber nacido sordo, ciego, leproso, mujer, cananea o gentil, no nos priva de la dignidad que el Padre Bueno nos otorga. Y lo hacía desde la denuncia activa, agachándose para curar, escuchando para consolar, buscando la palabra oportuna para dar aliento y cuestionando, si era necesario, a los que no entendían aquello de no he venido a llamar a los justos (Mt 9,12).

El cardenal José Cobo, durante el acto celebrado en Aluche

El cardenal José Cobo, durante el acto celebrado en Aluche

Hay demasiados hermanos pagando un precio muy caro, solo, por haber nacido, y al verlos, damos un rodeo y pasamos de largo -si es que los vemos-.

Conviene sacudirse el polvo.