Fernando Vidal
Director de la Cátedra Amoris Laetitia

El pontificado de la profundidad


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El papado de Francisco ha entrado en este 2023 en una nueva fase, que cada vez transforma más extensa e intensamente a la Iglesia. La última ola de nombramientos muestra una mayor alineación del Dicasterio para los Obispos con Francisco, y los cambios en el Dicasterio para la Doctrina de la Fe suponen una honda transformación. Son dos centros neurálgicos de la Santa Sede.



Hay más signos. La nueva economía vaticana transparente ya se ha institucionalizado, los abusos de poder en los distintos organismos no tienen impunidad y se ha configurado el Colegio cardenalicio más universal y apostólico de la historia. Encuestas demoscópicas y eventos como la JMJ de Lisboa muestran un altísimo grado de adhesión al Papa. Sin duda, existen retos y aparecerán nuevos problemas, porque así es nuestra naturaleza, pero Francisco ha logrado en gran parte la reforma posible que los cardenales electores le pidieron cuando fue elegido hace diez años.

El próximo Sínodo de la Sinodalidad es quizás el paso más crucial. El gran movimiento que está impulsando la sinodalización de toda la Iglesia es la corriente de transformación fraternal e institucional de mayor alcance después del Concilio Vaticano II.

Los medios de la postverdad

El papado y el Colegio cardenalicio también han hallado obstrucciones. Los nuevos medios de la postverdad buscan la confusión. Aparentan defender la tradición y la grave autoridad, pero en realidad son superficiales. Por eso es tan importante tener una mirada clara y sencilla que discierna qué es, en resumen, todo lo que están impulsando el papa Francisco y nuestros pastores. La clave que integra todo el papado de Francisco es la profundización para ser, estar y hacer las cosas más al modo de Jesús. Así de sencillo en todo: todo va sobre profundizar para ser una Iglesia más parecida a Jesús de Nazaret.

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