El papa Francisco nos da ejemplo para caminar con la juventud


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¡Qué alegría! ¡Nuestro Papa se llama Francisco! repetía una y otra vez al escucharle por primera vez en el 2013. Su sencillez y palabras me hicieron recordar mis inicios en Puebla, México donde tuve la oportunidad de conocer y vivir la espiritualidad Franciscana.



Mi vocación la encontré en el servicio (encuentro) de caminar con los jóvenes en la Pastoral Juvenil Hispana en Estados Unidos hace ya 30 años, durante los últimos 10 he sido testigo de momentos de Gracia y acciones que muestran la determinación del Papa de acercarse y caminar con la juventud.

Pide que oren por él durante su primera alocución pública. Se deja tomar un ‘selfie’ rodeado de jóvenes en la Basílica de San Pedro.  Se describe como pecador en su primera entrevista con una revista católica. Acepta ofrecer charlas TED y enviar video mensajes que podemos ver en las redes sociales. Sonríe, mira a los ojos, y comenta alegremente con los jóvenes que se le acercan.

Llama la atención de los jóvenes con sus gestos y apertura a relacionarse con otros de manera directa. Su disponibilidad para estar presente en primera persona en las redes sociales es invaluable para animar a otros.  En sus videos se le escucha claro y directo, se le percibe genuino y aun con un mensaje escrito siempre tiene un comentario espontáneo que compartir.

Un pastor cercano a los jóvenes

Esa importante presencia dio mayor credibilidad a la convocatoria del Sínodo sobre la juventud, proceso que incluyó por primera vez una encuesta directa a los jóvenes de todo el mundo para contribuir al contenido de la reunión de los obispos.  Los aportes de los miles de jóvenes que respondieron a la encuesta se discutieron en una sesión pre-sinodal con jóvenes representantes de cada continente.

En sus reflexiones sobre las diversas realidades que enfrentan, los participantes compartieron también sus esperanzas por una iglesia donde comunidades de fe vibrantes cuentan con la juventud como colaboradores para construir el Reino.  En el proceso post-sinodal, quedó constituido un grupo asesor de jóvenes de todo el mundo convocados a asistir al Papa con sus insumos y consejo de manera permanente.

Fruto de este Sínodo se presentó la exhortación apostólica “Christus Vivit”, la primera de este tipo escrita por un Papa dirigida a la juventud y todos quienes les acompañan. Y es que el acompañamiento de los jóvenes, tanto unos con otros y junto con adultos bien formados, fue una de las conclusiones más fructíferas de ese ejercicio.  Se mostró claramente el papel protagónico de los jóvenes en la evangelización, no solo de joven a joven como ya se sugirió en el decreto sobre el apostolado de los laicos del Concilio Vaticano II, pero ahora con mayor énfasis dentro de la comunidad eclesial – los jóvenes ya son el hoy de la Iglesia, no el mañana.

La gran contribución del Papa Franciso al tema de la juventud en la Iglesia es precisamente contar con los jóvenes para la evangelización, siempre en un diálogo honesto, fraterno, y constante – hablar con ellos en vez de hablar sobre ellos.  Vemos un deseo expreso que los jóvenes sean tomados en cuenta a todos los niveles de la Iglesia, tanto a nivel local como universal, como co-responsables y colaboradores en la evangelización, como sujetos activos de la evangelización y no como meros objetos o recipientes.

Inclusive, con la nueva reforma de la curia en Roma, el nuevo dicasterio para el laicado tiene la responsabilidad de promover el papel protagónico de la juventud para resolver problemas acuciantes de nuestro tiempo.  Queda claro que el caminar con la juventud es un ejercicio mutuo, no de una sola dirección.

Un llamado a la santidad y a la misión

En su video mensaje de apertura al V Encuentro Nacional de Pastoral Hispana / Latina de los Estados Unidos, el Papa Francisco alentó a los delegados a “convertirse en fermento de comunión con todos los que buscan un futuro de esperanza, especialmente con los jóvenes y las familias que viven en las periferias de la sociedad.” Esta insistencia a que todos ejerzamos nuestra llamada baustismal a la santidad y a la misión es una marca de su pontificado – todos los bautizados estamos implicados en la evangelización, sean laicos, religiosos u ordenados, para ir a las periferias y buscar a quienes no están sentados a la mesa con nosotros.

Al cumplir una década de pontificado, continuamos caminando en oración junto al Papa Francisco, quien desde el primer momento quiso contar con nosotros en la oración y en la acción.  Pidamos a Dios que nos permita seguir el ejemplo del Papa y hacernos cercanos a los jóvenes, para escucharlos, acompañarlos, y por supuesto, contar con sus talentos en nuestras iniciativas de evangelización en cada comunidad de fe.

Maria, Madre la Juventud, nos da la confianza para seguir la importante tarea de formar a los jóvenes como Ella formó a Jesus, en el amor del Padre y en comunión con el Espíritu Santo.


Por  Adriana Visoso. President The National Catholic Network de Pastoral Juvenil Hispana, (LaRED) y colaboradora de la Academia Latinoaméricana de Líderes Católicos.