José Beltrán, director de Vida Nueva
Director de Vida Nueva

Don Carlos, el arzobispo que nunca fue emérito


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MIÉRCOLES

No hay mejor predicador que Don Carlos. No lo hay. Ni lo va a haber. Porque nadie cuida como él la entonación, la cadencia de las frases, el susurro, cada éxtasis verbal y cada silencio. En una homilía, en una catequesis o en un chascarrillo informal. Exquisitez en la forma, delicatessen de fondo.



Orfandad en Sevilla, en Tánger, en Medina de Rioseco, en Madrid y en unos cónclaves donde supo escuchar con nitidez el viento fresco del Espíritu. No hay cofrade que no le llore. “No hay mejor Semana Santa que la de mi pueblo”, declamaba, no presumiendo de su gen castellano. “La mejor Semana Santa es la de cada uno”, regalando el piropo a cada una de esas localidades a las que acudía para motivar romerías, estaciones penitenciales, salidas extraordinarias… El arzobispo hispalense que nunca fue emérito, porque los sevillanos nunca le jubilaron, fue mucho más que el ‘capillita’ que consiguió que la pastoral social fuera la auténtica cruz de guía de cualquier procesión.

Responsabilidades locales y romanas encarnadas desde el servicio, pero también en Añastro, donde supo llamar a las cosas por su nombre y poner a cada uno en su sitio con una finezza que también le llevó a dignificar la pastoral misionera –la ‘maría’ de la comisiones- y a sacar la cara por los religiosos, como franciscano de ‘masa madre’, en tiempos de sospechas y ninguneos. Esa soltura, elegancia y alegría del Evangelio con la que se deslizaba por la tercera página de Vida Nueva que se queda huérfana –como todos– porque ya la escribe mano a mano con el Padre.

JUEVES

Encuentro de prensa con el obispo de la pastoral migratoria. Una periodista toma la palabra. Aplaude la labor de la Iglesia con los refugiados ucranianos. Y con todos los demás. Pero se pregunta por la ausencia de un documento base sobre los extranjeros aprobado en Plenaria frente al prolífico magisterio doctrinal. La pregunta no está de más.

MARTES

La HOAC echa el guante a Unai Sordo para celebrar sus 75 años de andadura. Hace dos meses, la Fundación Pablo VI fichó a Pape Álvarez para debatir con el obispo Joseba Segura sobre el futuro del mundo laboral. En unos días se estrena el primer seminario Antonio Algora para alentar a los cristianos volcados en el mundo sindical. Pero desde hace décadas no hay ningún encuentro oficial, llámesele audiencia, reunión o cumbre entre el Episcopado y los máximos responsables de los sindicatos españoles. No estaría de más en el pontificado de los movimientos sociales.

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