¿Por qué se sorprendió el Gobierno?

(Pedro J. Piqueras Ibáñez. Correo electrónico) Si el Gobierno está sorprendido y molesto con los mensajes papales, especialmente con las palabras sobre el laicismo actual y el de los años 30, se debe a que ignora lo que Benedicto XVI representa universalmente. Su legitimación es histórica y espiritual para cientos de millones de personas en todo el mundo; y, precisamente, esa historia es la que permite al Santo Padre recordar la agresividad laicista de los años 30 en España.

Pero tampoco debería sentirse molesto el Gobierno por esta referencia histórica. Es la izquierda la que siente nostalgia republicana y utiliza la legislación para darle cauce. ¿No es Zapatero el primer nostálgico republicano?

Tanto lo es que ha sido el promotor de las grandes quiebras del espíritu de la Transición y de los consensos constitucionales de 1978.

En todo caso, ese recuerdo debería mover a la izquierda a la humildad, porque para la Iglesia representó en España la persecución más cruel de su historia, y que desde las mismas instituciones están acallando, al tiempo que se fomenta una memoria histórica cargada de revanchismo.

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En el nº 2.740 de Vida Nueva.

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