Un tiempo de renovación para la Vida Religiosa en la India

católicos en India
Carmen Sancho, religiosa española misionera en India

Carmen Sancho lleva 53 años junto a comunidades rurales de la India

CARMEN SANCHO, religiosa española de las Misioneras de Cristo Jesús

India es un país que cree en el transcendente, sobre todo la gente sencilla. Su cultura y costumbres, basadas en sus creencias hindúes, dan lugar al tradicional sistema de castas. En todas las películas indias sale el templo y la familia yendo a este a orar. Esto sucede así en su día a día hasta tal punto que, en sus propias casas, incluso en las más pobres, siempre tienen un altar con imágenes de diferentes dioses. En las tiendas siempre hay un altarcito con la imagen de un dios y, cuando las abren, lo primero que hacen es incensar el ídolo.

Aparte de la figura de los sacerdotes hindúes (los brahmanes), existen también los gurús, que viven en los ashram, centros de oración. La gente tiene gran fe en el gurú y van a él para solicitar su ayuda espiritual. Le llaman “hombre de dios” (godman). Tienen gran respeto por su figura. Se supone que todo gurú es célibe. Con esta mentalidad, la presencia de personas consagradas a Dios es muy respetada, y más aún si visten el hábito o llevan un distintivo religioso.

El noreste de la India está poblado por distintas tribus de origen mongoloide, con creencias animistas. Entre ellas no existen las castas. Las tribus vivieron por siglos en un estado muy primitivo, y fue el cristianismo, que entró con el dominio del Imperio británico, el que trajo la cultura y la salud a la zona. Llegaron primero los protestantes y después los católicos.

Fueron las congregaciones de religiosos y religiosas las que llegaron para evangelizar y, al mismo tiempo, se dedicaron especialmente a la educación y la salud. Y así llegó la civilización a estas partes. Fueron los misioneros protestantes y católicos quienes, por primera vez, escribieron sus lenguas; de ahí que las lenguas del noreste de la India se escriban con caracteres románicos.

Por esta razón, los misioneros, tanto católicos como protestantes, somos muy apreciados y respetados por las tribus del noreste. Deben al cristianismo lo que hoy son, pues con él descubrieron su identidad y alcanzaron sus estados independientes, estando antes bajo el dominio hindú.

En el resto de la India, las personas consagradas siempre han sido consideradas como hombres y mujeres dedicadas a Dios y al servicio de los demás; por tanto, apreciadas y respetadas. El cristianismo en India data desde santo Tomás apóstol, que se dedicó a convertir a los brahmanes. Cuando llegó Francisco Javier, evangelizó toda la costa sur desde Goa, dando la vuelta al Cabo Comorin, hasta Madrás. Javier se dedicó especialmente a las castas más bajas, empezando por los pescadores, considerados por las otras castas como esclavos, parias, intocables. Desde entonces, el cristianismo fue extendiéndose y distintas congregaciones se han arraigado en diversas partes de la India.católicos en India

Potencia misionera

Cuando yo llegué al país, en 1962, las vocaciones para la Vida Consagrada eran numerosas. Las familias del sur Kerala y Tamil Nadu contaban con nueve o más hijos. En cada familia había varios miembros consagrados a Dios, especialmente de estas partes evangelizadas por Javier; de allí proceden la mayoría de los misioneros jesuitas y salesianos que llegaron al noreste de la India, pero en realidad los primeros misioneros católicos que llegaron a esta región fueron los salvatorianos, procedentes de Alemania. Hay que tener en cuenta que la zona del noreste de India era considerada por el resto del país como una zona muy peligrosa, una jungla poblada por animales salvajes y donde proliferaban enfermedades de todo tipo.

Los salvatorianos llegaron a finales del siglo XIX, pero, con la Primera Guerra Mundial y estando India bajo el dominio británico, tuvieron que dejar el país. Entonces, los jesuitas, provenientes de Calcuta, atendieron a los primeros católicos que dejaron los salvatorianos. Pronto llegaron los salesianos.

Las vocaciones locales tardaron en fructificar varias generaciones. Después aumentaron, pero ahora se percibe la influencia del desarrollo, la tecnología, la globalización y la sociedad de consumo. Así, con todo lo que la televisión muestra y atrae, la juventud se ve cada vez menos atraída hacia el modo de ser de la Vida Consagrada.

Muchas veces, las candidatas que ingresan en las comunidades religiosas lo hacen con la sola intención de aprender bien el inglés y recibir una educación, ya que lo primero que hay que darles es un conocimiento perfecto de esta lengua global, pues proceden de distintas partes o tribus y cada una tiene la suya. La formación religiosa se da siempre, por tanto, en inglés. Así, después de dominar esta lengua y de terminar parte de sus estudios, antes de comenzar en sí lo que sería su formación religiosa, muchas deciden volverse a sus casas.

En el sur de la India, como ahora no hay familias numerosas (no tienen más que uno o dos hijos), las vocaciones para la Vida Consagrada son escasas. Los nuevos estilos de vida atraen más a los jóvenes locales. Antes, entrar en la Vida Religiosa era un modo de mejorar su situación, pero hoy el mundo les ofrece a estos jóvenes muchas posibilidades.

En la Iglesia, la conciencia por la justicia social está muy despierta, sobre todo en las partes de India donde los dalits (intocables) son tenidos por las castas altas como verdaderos esclavos y realmente abusan de ellos. En muchas congregaciones, que trabajan en esas regiones donde se dan tales situaciones, algunos de sus miembros han hecho opción por ayudarles a levantarse y mejorar su situación, desde la educación y la pasión por defender sus derechos. Varios sacerdotes y religiosas que dedicaban su vida al servicio fraterno de estas pobres gentes han muerto víctimas de quienes quieren impedirlo. católicos en India

Rechazo de las castas

Las castas altas no pueden aceptar un cambio real, pues perderían a sus esclavos; de ahí la difusión de la propaganda cultural hindú, basada en la existencia de castas. Lo que pasó en Orissa hace cinco años y en otras partes de India en contra de los cristianos no es otra cosa que la oposición a perder el dominio sobre las castas bajas.

Lo que dice el papa Francisco en la Evangelii gaudium y en su carta para la inauguración del Año de Vida Consagrada, es una realidad: la influencia del mundo de hoy, con sus valores, ha entrado también en la Vida Consagrada en India. Nos hemos acomodado y necesitamos revitalizarnos.

Gracias a Dios, los obispos han hecho un llamamiento para revitalizar la vida de sacerdotes y religiosos y religiosas según lo que nos pide el Evangelio. Confiemos que este Año de la Vida Consagrada sea un tiempo de renovación espiritual para todos nosotros.

Llevo más de cincuenta años en India. Como Misionera de Cristo Jesús, nombre de nuestra congregación, me siento su embajadora y, cuando visito las familias pobres, gozo al poderles decir esto: “Vengo a recordaros cuánto os ama Dios”. De los pobres he aprendido su gran generosidad y hospitalidad.

En el nº 2.930 de Vida Nueva

 

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