Desde Quito, reto mayúsculo

(José Ignacio López– Periodista argentino del diario La Nación)

“El cambio de época y el pluralismo religioso conducen a discernir que los criterios evangélicos urgen a los cristianos a asumir el gran reto del crecimiento de la pobreza que afecta a la mayoría del mundo”

La brisa sopló en Aparecida y un lenguaje nuevo asoma. Basta un vistazo al mensaje y la declaración finales del III Congreso Americano Misionero (CAM 3) recién clausurado en Quito para aquilatar la magnitud del desafío. Bastará una mirada bien dispuesta para despejar prejuicios, alejar dudas y reconocer que el estado de misión que se propicia no podrá confundirse con una campaña de márketing ni con una conscripción de socios.

Se trata de eludir laberintos, sortear atajos y despejar escollos para encontrar a Jesús, a su estilo de vida y entrega por los pobres y poder ser sus testigos fieles. Se trata del cambio, la conversión personal y comunitaria, paso inexcusable para anunciar el Evangelio como esperanza para la persona sedienta de Dios y, a la vez, construir un mundo fraterno, justo y solidario.

Pero ¿cuál es hoy el modo de configuración con Jesucristo? El cambio de época y el pluralismo religioso conducen a discernir que los criterios evangélicos urgen a los cristianos a asumir el gran reto del crecimiento de la pobreza que afecta a la mayoría del mundo.

Basta una primera lectura para apreciar la distancia que falta por recorrer y poder presentarnos sinceramente, sin sonrojos: “Nos urge dialogar con todos los pueblos con actitud profética, estar abiertos a los cambios, reconocer las ‘semillas del Verbo’ y compartir las tradiciones culturales y religiosas de los pueblos… para ser una comunidad discípula acogedora, integradora y solidaria”.

No es lo único comprometedor que allí quedó escrito. Laicos, religiosos, sacerdotes y obispos de América apuntan a asumir con entusiasmo y corresponsabilidad eclesial su papel de testigos fieles de Jesucristo y dicen que ello implica una conversión personal y el cambio de estructuras pastorales para que el Evangelio llegue a los hombres y mujeres con sed de Dios.

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