Decíamos ayer (3 de julio de 1976)

Nuestra responsabilidad

“Libre y perseguida, privilegiada y censurada, con sotana y en mangas de camisa, tradicional y zarandeada hasta el extremo por el riesgo y el compromiso, la Iglesia española puede responder al mundo sobre temas tan urgentes como el pluralismo, la inculturación religiosa, la libre colaboración con el Estado, la desaparición de abismos entre los tres pilares de la comunidad eclesial, y, sobre todo, acerca de cuanto en estos momentos inquieta a los hombres sinceros frente a la vivencia de la fe: una postura de autenticidad, de aceptación o rechazo, que no admite lo más mínimo la abulia o la indiferencia”.

En el nº 2.667 de Vida Nueva.

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