Los obispos lamentan la “neutralidad” de la UE para condenar la cristianofobia

Al último proyecto presentado al Consejo de Exteriores le faltaba “firmeza”

El ministro italiano de Asuntos Exteriores, Franco Frattini (izq.), durante la reunión en Bruselas

(M. Gómez) Las instituciones europeas no se atreven a condenar la violencia que en distintas zonas del mundo se está ejerciendo contra los cristianos. Éste es el lamento general de la Santa Sede y de los episcopados europeos, extrañados por la falta de firmeza en este asunto por parte de los representantes políticos de la Unión Europea (UE). El último intento frustrado de lograr una condena “sólida” tuvo lugar el pasado lunes 31 de enero, cuando, reunidos en Bruselas, los ministros de Asuntos Exteriores de los Veintisiete rechazaron el proyecto de declaración presentado por Catherine Ashton, Alta Representante de la UE para la Política Exterior.

En dicho proyecto se condenaba “firmemente” la “violencia reciente y los actos de terrorismo contra los lugares de culto y peregrinación”, pero sin mencionar a ninguna comunidad religiosa específica.

El representante de Italia juzgó el texto “demasiado general”. “Siento que Europa no será creíble si presenta un texto dedicado a la violencia contra las minorías religiosas sin citar una sola vez la palabra ‘cristiano’”, declaró el ministro Franco Frattini, quien ha denunciado una “laicidad exacerbada”.

España, Alemania o Portugal estarían entre los países inicialmente dispuestos a aprobar el texto tal cual. Italia, Francia y Polonia intentaron añadir una referencia explícita a los últimos ataques contra las comunidades de Oriente. Pero Reino Unido, Suecia y otros países nórdicos juzgaron inaceptables tales menciones, argumentando su inquietud por hacer de este debate un “choque de civilizaciones”. Dada la disparidad de criterios, los ministros han preferido reenviar el texto a sus embajadores.

Los obispos de la Unión Europea (agrupados en la COMECE) no han entendido la “controversia”. En un comunicado del 1 de febrero, la COMECE habla de “una prórroga lamentable de una respuesta diplomática fuerte de la UE” y lo considera “incomprensible, sobre todo cuando “vidas inocentes están siendo segadas en ataques espantosos contra la comunidad cristiana y otras minorías religiosas”.

El Vaticano tampoco comparte esta “neutralidad” de los ministros de Exteriores. En una declaración realizada ante los periodistas en Roma, el arzobispo Rino Fisichella, presidente del Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización, criticó el hecho de que la UE se sienta “obligada a tomar una posición neutral al respecto de la religión”, y advirtió: “Si se niegan las raíces de un pueblo, las instituciones pierden credibilidad”.

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