(Camilo Maccise– Mexicano, expresidente de la Unión de Superiores Generales)
“En nombre de esa pretendida investigación científica, personas sin cultura religiosa hacen afirmaciones gratuitas de todo género (…) Aunque es importante demostrar lo infundado de esas afirmaciones, habría que hacerlo de tal forma que no sirva para publicitar aún más esos escritos”
Es interesante visitar las librerías de los centros comerciales, de las estaciones de ferrocarril o de los aeropuertos. Encuentra uno en ellas una serie de libros catalogados como los más leídos, las últimas novedades, los best sellers. Son, por lo general, libros de lectura rápida que cuentan aventuras de terror, amor, intriga política y, sobre todo, novelas históricas en las que se mezclan, como si fuesen auténticos, pretendidos descubrimientos relacionados con sucesos que se han ocultado, especialmente por parte de la Iglesia católica. Basta pensar en El código da Vinci de Dan Brown y otros semejantes. La mercadotecnia se encarga de anunciarlos de muchas maneras, de exaltar el valor que tienen y de crear la necesidad de leerlos si se quiere estar al tanto de las últimas novedades en el campo de la “investigación” esotérica y religiosa.
Se rompen récords de ventas, y la industria editorial logra lo impensable anteriormente: tener millones de lectores en todo el mundo. El problema es que, con muchísima frecuencia, la ignorancia religiosa lleva a aceptar como reales afirmaciones novelescas. No se distingue entre la ficción y la historia. Por eso, en nombre de esa pretendida investigación científica, personas sin cultura religiosa hacen afirmaciones gratuitas de todo género. Ordinariamente, cuestionan verdades de la fe cristiana que, según la “historia auténtica”, habrían sido inventadas para manipular a los creyentes. Aunque es importante demostrar lo infundado de esas afirmaciones, habría que hacerlo de tal forma que no sirva para publicitar aún más esos escritos. Y, sobre todo, habría que comenzar teniendo una actitud de indiferencia que les quite importancia y haga que dejen de interesar a posibles lectores.
cmaccise@vidanueva.es
En el nº 2.679 de Vida Nueva.
