Jóvenes en México, entre Sydney y la realidad

Miles de ‘chavos y chavas’ siguen la JMJ ‘on line’ sin olvidar los problemas del país

(Pablo Romo Cedano– México DF) Mientras miles de jóvenes de todo el mundo se ecuentran con el Papa en Sydney para la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), otros tantos mexicanos esperaban días atrás la inauguración de ese encuentro haciendo caminatas, en campos misioneros, en horas santas y en el ciberespacio. Así, el fin de semana anterior a la gran cita en tierras australianas, en parroquias a lo largo del país muchos fueron los encuentros “preparatorios” para dar seguimiento a los trabajos que se suceden en el “otro lado del mundo”.

Gracias al sitio http://www.xt3.com, a sus enlaces con vídeos y a las salas de chat, muchos jóvenes han descubierto que “es una gran oportunidad para estar en contacto con miles de jóvenes como yo”, afirma Marta, del grupo juvenil de la Parroquia de la Candelaria, en la Ciudad de México. La Arquidiócesis de Guatemala, por su parte, invitó el domingo 13 a unirse en oración por los resultados de las Jornada y por la juventud del país. Lo mismo han hecho muchas otras diócesis de este lado de la frontera, en México. Y no es para menos: la juventud es la mayoría de la población, “el futuro y el presente residen en los jóvenes del país”, como afirmó recientemente en entrevista televisiva el presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Carlos Aguiar Retes.

Y en medio de esto, obispos, sacerdotes, religiosas y religiosos se preguntan cómo hablar a los jóvenes hoy, cómo difundir el Evangelio entre ellos. Los boletines de muchas parroquias en México han evolucionado, y ahora son sitios web que los grupos juveniles se encargan de actualizar. Iconos y afiches de las iglesias han cambiado en los últimos años. “La música no cambia mucho -se queja Mirtala, joven diseñadora de Ciudad Juárez, que participa en el MJD (Movimiento Juvenil Dominicano)-, es la misma de mis papás, pienso que hay que hacer nueva música para los chavos de hoy”.

Graves desafíos

Sin embargo, mientras la Iglesia se hace joven y se junta con los chavos y chavas, miles de ellos deben trabajar para sobrevivir. Si bien ha mejorado la permanencia en la escuela, el índice de deserción es aún muy alto. Lo mismo sucede con las madres adolescentes (entre 12 a 20 años), cuya tasa, pese a haber disminuido en los últimos 30 años, se sitúa en el 2,9%. Violencia, alcohol y drogas son otros problemas que afectan al joven, hasta el punto de que ocho de cada diez asesinados relacionados con el narcotráfico son menores de 26 años. Muchos desafíos por delante para la Iglesia, como reconocía la CEM en su última Asamblea.

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