Mujeres y resistencia cultural

El trabajo de Soraya Bayuelo en Montes de María

La guerra entró pisando duro a los Montes de María en la década de 1990. Para hacerle el quite, Soraya Bayuelo echó mano de su capacidad para soñar. La misma capacidad que le había permitido a ella y a un grupo de amigos crear la casa de la cultura del Carmen de Bolívar y, en su seno, un colectivo de comunicaciones que es hoy referente en construcción de paz a través de la cultura.

Cuando la violencia quiso imponerle el silencio a la gente, Soraya y sus compañeros se idearon un programa de televisión. Los lunes pintan bien trasmitía imágenes del parque central del municipio y, en él, de niños y adultos dibujando. Los dibujos eran el mensaje de la comunidad y dieron cuenta, más de una vez, del impacto en su conciencia de las masacres efectuadas los fines de semana.

Más tarde nació el cineclub La Rosa Púrpura del Cairo, para recuperar la noche, para impedir que los violentos empujaran al ostracismo a la gente. Con el cineclub el colectivo llegó a distintos municipios de la región, recorriendo Montes de María a la manera de los juglares y aprovechando las redes creadas antes de la guerra.

“Cuando tienes la muerte ahí, tienes que ser creativo o te mueres”, sostiene Soraya. Al ritmo de esos recorridos, se fue motivando a la gente para que narrara historias con las herramientas de la comunicación. Así fueron producidos sinnúmero de documentales. Quienes no sabían leer ni escribir, acudían al corazón. El conjunto de videos se fue constituyendo en parte de la memoria audiovisual de Montes de María, una región imaginada, como la llama Soraya, atravesada por la vocación asociativa de sus pobladores y por el impacto de conflictos irresueltos en materia de posesión de la tierra.

Hoy en día el colectivo está empeñado en que quien ha sufrido la violencia se defina como sobreviviente y sujeto de derechos; igualmente, en que la mujer conquiste una mayor participación política en relación a las oportunidades que abren para ella los acuerdos de La Habana. Tales fueron algunos de los temas tratados en un panel llevado a cabo recientemente, en el que Soraya coincidió con otras mujeres para hablar del protagonismo femenino en la resistencia cultural. Entre las participantes hicieron presencia, a su vez, mujeres indígenas y afrodescendientes.

El Colectivo salvaguarda la memoria audiovisual
de la región

Danny Ramírez, integrante de la Conferencia Nacional de Organizaciones Afrocolombianas, aludió a las antiguas estrategias de liberación que hoy son expresiones culturales de las comunidades negras. Entre ellas las trenzas con las cuales describieron rutas de escape personas esclavizadas o escondieron oro con el que más adelante compraron su libertad. Aspectos de una estética contemporánea que remiten a la historia de un pueblo y reivindica sus luchas. Ányela Guaga subrayó el papel de cohesión social que representa la mujer en las comunidades afro, haciendo mención de las sabedoras que en las noches reúnen a sus familias para cantar y trasmitir relatos que sintetizan la identidad compartida.

Cantando comenzó su intervención Soraya y cantando la terminó, recordando a Petronia Martínez y a otros compositores de su región, de cuya música ella misma ha extraído ánimos para seguir soñando: “Traigo en el alma la paz, que necesita mi pueblo (…)/ traigo un mensaje sagrado que me dio la Virgen del Carmen llorando (…)/ que no se hagan más disparos que manchen con sangre la flor del tabaco/ que se alegren lo muchachos y saquen las madres los pañuelos blancos/ y que se den un abrazo el manso y el guapo como dos hermanos”.

Fotos: Colectivo de Comunicaciones de Montes de María

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