La lucha anti desahucios llega al Vaticano de la mano de un cura de Cartagena

“Francisco está hondamente enraizado en el sufrimiento humano”, según Joaquín Sánchez

cura anti desahucios

JOSÉ LUIS PALACIOS | Joaquín Sánchez, sacerdote de la diócesis de Cartagena, aguarda como uno más para saludar en persona al papa Francisco, en el Aula Vieja del Sínodo, donde los asistentes al Encuentro Mundial de Movimientos Populares se han reunido para escuchar el discurso del Santo Pontífice. Había planeado regalarle una camiseta verde con el lema “Stop desahucios” como la que él lleva puesta, pero desechó la idea parar no entretener innecesariamente a Su Santidad.

Los pobres lo quieren y están con usted. Es un verdadero signo de esperanza para ellos. Muchas gracias”, acierta a pronunciar este presbítero integrado en la Plataforma Anti Desahucios de Murcia. Bergoglio, por su parte, le estrecha su mano y le devuelve las gracias, mientras los encargados del protocolo, hacen lo posible por acortar el momento. Son muchos los que todavía aguardan para verse cara a cara con el Papa, aunque sea unos segundos.
No hay decepción ni nada parecido en el también capellán del centro penitenciario Sangonera La Verde y colaborador del Centro de Acogida y Acompañamiento Integral “El CAYAM” y de la Casta Taller “El Campico”, ambos apoyados por Cáritas. Al contrario, rebosa energía y una extraña alegría. También, mucha relajación, después de la tensión por saber si podría o no abordar al Santo Padre. La organización había anunciado que el papa no iba a poder saludar personalmente a todos los asistentes, dado su gran número y su apretada agenda. Con el discurso que les había dirigido, Sánchez se daba por contento. La más alta autoridad del catolicismo en el mundo acababa de proclamar que la tierra, el trabajo y el techo son “derechos sagrados”.

Se había hecho a la idea de verle desde lejos y escuchar su voz amplificada por los altavoces. A última hora, una vez más, Bergoglio cambió los planes de sus asistentes y dedicó tiempo a saludos y conversaciones informarles. Este gesto sencillo de apenas unos segundos protocolarios, revestido de calidez por la gran humanidad y profunda espiritualidad que gasta el obispo de Roma, es el colofón a meses de incertidumbre. En agosto, una chica con acento porteño que decía hablar en nombre del Consejo Pontificio Justicia y Paz, le había trasladado el deseo de que alguien de las plataformas contra los desalojos de viviendas en España acudiera al encuentro de organizaciones populares que se estaba preparando desde el mismo Vaticano. El cura Joaquín Sánchez y el cooperante salesiano, José Antonio Vives, aceptaron la invitación. No en vano, en mayo de 2012, ambos habían participado en la presentación del manifiesto “¡En nombre de Dios, basta de desahuciar a las familias!”.

“Estoy profundamente impresionado, en el mejor sentido de la palabra”, declaraba Joaquín Sánchez a Vida Nueva, poco después del encuentro con el Santo Padre. “La dura realidad de tantas personas en todo el mundo ya nos la sabemos, pero el papa con sus palabras y sus actos nos ha dejado en evidencia al mostrar que su compromiso con los pobres es alto, que la situación de tantas familias de los barrios pobres, de las favelas, de las villas miserias, del campo le llega al corazón. Se nota que Francisco está hondamente enraizado en el sufrimiento humano”, completaba el cura curtido en tratar de impedir que la policía proceda a cumplir la orden judicial de “lanzamiento” de las viviendas hipotecadas.

Este corpulento sacerdote, bonachón pero firme, cree que la cita del papa con las organizaciones de campesinos sin tierra, trabajadores precarios, pueblos indígenas, vecinos de los suburbios o recicladores de todo el mundo ha sido “un hito dentro de la Iglesia”. Sus palabras, confiesa, “nos han interpelado, nos animan a perseverar en esta lucha con y por los que sufren; y son un profundo cuestionamiento a la actuación de muchos banqueros, políticos y hasta obispos…” El discurso ha arrancado “aplausos”, comenta Sánchez, pero, añade, “se nota que no habla por hablar”, sino que “está pensando en “los sobrantes” y “los descartados”, como él los llama”. Sin duda, Francisco le ha dejado una huella inolvidable. “Ha bromeado con que le tachen de comunista, pero a no le preocupa porque está hablando de Doctrina Social de la Iglesia”, explica Sánchez, quien tiene la certeza de que “este Papa sale al encuentro, de verdad, con todos, sean o no católicos, siempre que trabajen por los que sufren y nos ha pedido que estemos con los pobres, para que se organicen y sean eficaces en sus luchas”.

Joaquín Sánchez, uno de los seis españoles presentes en el encuentro, ha ido a contar lo que pasa en España con las hipotecas. Pero no sabe lo que le espera, cuando le transmita a sus compañeros anti desahucios, algunos de ellos, laicistas radicales, que el propio papa defiende, con el Evangelio en el corazón, que no debe existir “ninguna familia sin hogar”.

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