Francisco: “Continuemos el camino hacia una Iglesia al servicio del Evangelio completamente sinodal-misionera”

Ángeles López, comboniana, compañera de Maria de Coppi, asesinada en Mozambique

‘Vayan e inviten a todos al banquete (cf. Mt 22,9)’. La parábola evangélica del banquete nupcial le ha servido al papa Francisco este año para encauzar su reflexión de cara a la Jornada Mundial de las Misiones, que se celebrará el 20 de octubre de 2024, aunque el Vaticano ha hecho hoy mismo público el mensaje del Pontífice, que se articula en tres partes: (1) vayan e inviten, (2) al banquete y (3) todos.



1. “¡Vayan e inviten!”

“La misión es un incansable ir hacia toda la humanidad para invitarla al encuentro y a la comunión con Dios. Dios, grande en el amor y rico en misericordia, está siempre en salida al encuentro de todo hombre para llamarlo a la felicidad de su Reino, a pesar de la indiferencia o el rechazo. Por esto, la Iglesia seguirá yendo más allá de toda frontera, seguirá saliendo una y otra vez sin cansarse o desanimarse ante las dificultades y los obstáculos, para cumplir fielmente la misión recibida del Señor”, comienza diciendo Jorge Mario Bergoglio.

En este sentido, aprovecha su mensaje para agradecer a los misioneros y misioneras que, “respondiendo a la llamada de Cristo, han dejado todo para ir lejos de su patria y llevar la Buena Noticia allí donde la gente todavía no la ha recibido o la ha acogido recientemente”. “Continuemos rezando y dando gracias a Dios por nuevas y numerosas vocaciones misioneras dedicadas a la obra de evangelización hasta los confines de la tierra”, reclama.

Según recuerda Francisco, “todo cristiano está llamado a participar en esta misión universal con su propio testimonio evangélico en todos los ambientes”. “¡Que todos nosotros, los bautizados, estemos dispuestos a salir de nuevo en misión, cada uno según la propia condición de vida, para iniciar un movimiento misionero, como en los albores del cristianismo!”, agrega.

Por otro lado, señala que “la misión de llevar el Evangelio a toda criatura debe tener necesariamente el mismo estilo de Aquel a quien se anuncia. Los discípulos-misioneros lo realizan con gozo, magnanimidad y benevolencia; sin forzamiento, coacción o proselitismo; siempre con cercanía, compasión y ternura, aspectos que reflejan el modo de ser y de actuar de Dios”.

2. “Al banquete”

Como explica el Papa, “el celo misionero en los primeros cristianos tenía una fuerte dimensión escatológica”. “Ellos sentían la urgencia del anuncio del Evangelio. Así pues, mientras el mundo propone los distintos ‘banquetes’ del consumismo, del bienestar egoísta, de la acumulación, del individualismo; el Evangelio, en cambio, llama a todos al banquete divino donde, en la comunión con Dios y con los demás, reinan el gozo, el compartir, la justicia y la fraternidad”, detalla.

Para el Pontífice, “esta plenitud de vida, don de Cristo, se anticipa ya desde ahora en el banquete de la Eucaristía que la Iglesia celebra por mandato del Señor y en memoria de Él. Y así, la invitación al banquete escatológico, que llevamos a todos a través de la misión evangelizadora, está intrínsecamente vinculada a la invitación a la mesa eucarística, donde el Señor nos alimenta con su Palabra y con su Cuerpo y su Sangre”.

Por eso, “todos estamos llamados a vivir más intensamente cada Eucaristía en todas sus dimensiones, particularmente en la escatológica y misionera”. “La renovación eucarística, que muchas Iglesias locales han estado promoviendo encomiablemente en el período post-Covid, será también fundamental para despertar el espíritu misionero en cada fiel”, añade.

En esta perspectiva, en el año dedicado a la oración en preparación al Jubileo de 2025, “deseo invitar a todos a intensificar ante todo la participación en la misa y la oración por la misión evangelizadora de la Iglesia. Y así la oración diaria y particularmente la Eucaristía hacen de nosotros peregrinos-misioneros de la esperanza, en camino hacia la vida sin fin en Dios, hacia el banquete nupcial preparado por Él para todos sus hijos”.

3. “Todos”

“Aún hoy, en un mundo desgarrado por divisiones y conflictos, el Evangelio de Cristo es la voz dulce y fuerte que llama a los hombres a encontrarse, a reconocerse hermanos y a gozar de la armonía en medio de las diferencias. Por eso, no olvidemos nunca, en nuestras actividades misioneras, que somos enviados a anunciar el Evangelio a todos”, indica Bergoglio.

Y continúa: “Los discípulos-misioneros de Cristo llevan siempre en su corazón la preocupación por todas las personas de cualquier condición social o incluso moral. Así, el banquete nupcial que Dios ha preparado para el Hijo, permanece abierto a todos y para siempre, porque su amor por cada uno de nosotros es grande e incondicional”. “Quienquiera, todo hombre y toda mujer es destinatario de la invitación de Dios a participar de su gracia que transforma y salva”, completa.

Francisco recalca que “la misión universal requiere el compromiso de todos”. Por eso “es necesario continuar el camino hacia una Iglesia al servicio del Evangelio completamente sinodal-misionera. La sinodalidad es de por sí misionera y, viceversa, la misión es siempre sinodal. Por tanto, una estrecha cooperación misionera resulta hoy aún más urgente y necesaria en la Iglesia universal, así como en las Iglesias particulares”, subraya.

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