Liberadas las seis religiosas secuestradas en Haití

  • El arzobispo Max Leroy Mésidor confirma que también salen los dos hombres que las acompañaban
  • Congregaciones de Puerto Príncipe están siendo desalojadas por la policía ante el avance de las bandas
  • La Santa Sede anuncia también hoy que el nuncio Francisco Escalante Molina se va a Japón

Seis días después de su secuestro en Puerto Príncipe, la capital de Haití, las seis religiosas de la Hermanas de Sainte-Anne, además de los dos hombres que las acompañaban (uno de ellos era el conductor del minibús en el que se desplazaban), han sido liberadas.



Así lo acaba de confirmar el arzobispo de Puerto Príncipe, Max Leroy Mésidor (eso sí, sin ofrecer detalle alguno sobre cómo se ha gestionado todo, apuntando varios medios locales estos días que los secuestradores exigían tres millones de dólares para la liberación), en una nota difundida por la Santa Sede a través de Vatican News. En el comunicado, el también presidente de la Conferencia Episcopal Haitiana exalta su alivio al cielo con un expresivo “¡damos gracias a Dios!”.

Jornada nacional de oración

Tras agradecer también el “apoyo” de todos los que se han interesado por la situación de las religiosas y sus compañeros secuestrados (ayer mismo, la Iglesia local había convocado una jornada nacional de oración para pedir por su liberación), Leroy Mésidor explica que “este acontecimiento traumático ha puesto una vez más a prueba nuestra fe, pero esta permanece inquebrantable. Hemos clamado a Dios, y Él nos ha hecho fuertes en nuestras pruebas y ha devuelto a nuestros cautivos a la libertad”.

Además, el prelado destaca que el Señor “ha convertido los corazones endurecidos y liberará a Haití de todo mal, para que todos sus hijos conozcan la alegría de una libertad inestimable. La Iglesia sigue comprometida con el advenimiento de una era de justicia y de paz en Haití”.

En manos de las bandas

La situación de Haití es caótica, con buena parte del país en manos de las bandas criminales y el Estado incapaz de imponer el orden. En el caso de Puerto Príncipe, la situación es gravísima, como el 80% de su territorio controlado directamente por unos 300 grupos violentos.

Horas antes de la liberación, Vida Nueva contactó con la misionera española María Luisa Picón y explicó que varias congregaciones están teniendo que abandonar la capital: “El barrio donde vive mi comunidad de las misioneras del Sagrado Corazón ha sido desalojado y las hermanas han viajado a Medellín, dejando la casa cerrada. Hace unos días, una banda obligó a dos párrocos, en Port de Pe, a abandonar cada uno su templo para adueñarse de ellos y tomarlos como base de esa zona”.

Miedo, incertidumbre, desamparo

Esta misionera del Sagrado Corazón, que ha alternado desde hace años tiempos de servicio en Haití y Colombia, y que ahora está en este segundo país, en la localidad de Guapi Cauca, en la Costa Pacífica, lamenta cómo “la Iglesia en Haití pasa por la misma situación del pueblo: miedo, incertidumbre, desamparo. El apoyo del Gobierno y las fuerzas militares es nulo”.

De ahí su abatimiento: “Dicen que las bandas están fuertemente armadas, pero, ¿de parte de quién? Y, mientras, el pueblo no tiene cómo defenderse… En esa situación, la Iglesia está tratando promover algunas manifestaciones, como en Puerto Príncipe, pero la gente, por temor, no ha acudido”.

¿Huelga educativa?

Así que se trata de seguir como buenamente se puede: “Los mejores centros de educación de Haití son los llevados por la Iglesia católica. La respuesta a la situación violenta que se vive busca no abandonar este servicio, pero, ahora, la Iglesia se plantea si no será el momento de protestar cerrando los colegios un tiempo, una o dos semanas, como protesta”. Mientras, destaca Picón, “nosotras oramos, sufrimos y acompañamos a este querido pueblo que tiene derecho a no vivir en esta situación”.

Precisamente, hace unos minutos, la Santa Sede acaba de anunciar que el nuncio en Haití, Francisco Escalante Molina, será el nuevo representante eclesial en Japón. Por el momento, no se ha anunciado a su sucesor, por lo que la Iglesia haitiana no cuenta con un embajador vaticano.

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