El obispo de Mondoñedo-Ferrol descubre los cuatro retos del Evangelio de lo social

El obispo de Mondoñedo-Ferrol, Fernando García Cadiñanos, en el Instituto Superior de Pastoral

‘El Evangelio de lo social. Perspectivas de futuro’ es el título de la conferencia que el obispo de Mondoñedo-Ferrol, Fernando García Cadiñanos, ha pronunciado en la XXXIV Semana de Teología Pastoral, impulsada por el Instituto Superior de Pastoral y que se viene celebrando desde el 23 de enero hasta hoy en la sede del ISP.



Con la exhortación apostólica ‘Evangelii gaudium’ bajo el brazo, Cadiñanos ha descubierto los cuatro retos del Evangelio social: la experiencia salvadora de Dios, la dimensión social de la fe, la Pasión por el Reino y la Iglesia como semilla del Reino de Dios.

En su opinión, el Evangelio de lo social entronca de lleno con el pontificado de Francisco. En este sentido, ha hablado en primer lugar del año de la Misericordia como uno de los puntos clave, pues “el Papa nos ha recordado que Dios es, sobre todo, misericordia”. Pero también, en segundo lugar, ha señalado la ‘obsesión’ del Pontífice por poner “a los pobres en el centro de la vida y la misión de la Iglesia”.

En tercer lugar, Cadiñanos ha destacado la recuperación de “la dimensión social de la fe” durante este papado y, en cuarto lugar, su propuesta sobre la ecología integral.

El camino de los santos

Más allá del pontificado de Jorge Mario Bergoglio, el prelado ha destacado que el Evangelio de lo social no se entiende sin santos como Francisco de Asís, Carlos de Foucauld o Teresa de Calcuta.

Por otro lado, Cadiñanos ha dicho, no sin pena, que el contexto social “no facilita el Evangelio de lo social”, pues, como decía el teólogo y sociólogo José María Mardones, nos encontramos ante “una espiritualidad de sentimientos e individualista”.

A este respecto, ha agregado que, hoy más que nunca, “es necesario reivindicar el Evangelio de lo social, que no es tan acogido”. Y ha lamentando a renglón seguido que el “Evangelio sea leído con claves ideológicas”.

“¿El Evangelio puede no ser social? ¿Puede vivirse el Evangelio de espaldas a las periferias y los últimos?”, se ha preguntado para luego rematar: “Yo creo que esto es traicionar nuestra fe”.

Dios, persona y mundo

“Para recuperar la dimensión de lo social tenemos que insistir en Dios, la persona y el mundo”, pues estas son las “fuentes de la renovación social de la Iglesia”, ha insistido Cadiñanos, quien se ha referido a Francisco como un “excelente profesor de moral social”.

Entonces, qué hacer, se ha preguntado para él mismo responder con cuatro “aspectos a cuidar si queremos vivir en esta dimensión social”: la Buena Noticia de Dios, la propuesta bella de ser persona, el ideal hermoso de Reino de amor para todos y la buena vida en comunidad.

Cadiñanos ha terminado su exposición animando a los pastoralistas a ser “testigos y sembradores de este Evangelio social” para caminar hacia una Iglesia “menos clerical y más sinodal”.

En la clausura, el director del ISP, Lorenzo de Santos, ha señalado que esta Semana no ha buscado “dar recetas ni planes, sino poner sobre la mesa temas de importancia de nuestra fe”. Así, ha agradecido a todos los profesores y los ponentes por su dedicación.

José Cobo: “No naturalicemos el dolor”

Antes, esta mañana, el cardenal arzobispo de Madrid, José Cobo, ha celebrado la eucaristía, en cuya homilía ha invitado a los pastoralistas a “hacerse pobre” dejando que “el Espíritu sea quien conduzca nuestra vida y marque el paso. Él es quien nos envía y quien actúa en nosotros”.

Y, como ha continuado, así sucedió en Jesús, que “anunció el Evangelio y ofreció esa mirada nueva a hombres y mujeres. Apostó por los últimos, porque es desde el barro desde donde se aprende a mirar la vida”.

Por otro lado, ha destacado la necesidad de seguir caminando, “no ideológicamente, sino desde el corazón. Con esa doble mirada del amor: la de aprender a ser instrumentos de Dios y desde ahí aprender a mirarle también a Él”.

Por último, ha concluido señalando que “no podemos naturalizar el dolor de nuestros hermanos y acostumbrarnos a la injusticia”.

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